El presente ensayo de José María Lizundia constituye una impugnación de este discurso multiabarcador y universalizante. El Sáhara como metarrelato recupera para el análisis del conflicto saharaui las categorías históricas y políticas, los marcos ideológicos y conceptuales que el caso merece. La idea de nacionalismo, la descolonización del Norte de África, las especificidades objetivas del “pueblo saharaui”, el derecho de autodeterminación y las dinámicas particulares del tardofranquismo español son solo algunas de las variables con las que juega el autor, quien hace interactuar estos factores libremente, sin prejuicios, con miras a ofrecer una visión esta vez sí crítica, no preconcebida, de la cuestión saharaui.
La consecuencia de ese ejercicio intelectual es la refutación de la panoplia de lugares comunes que rodean el discurso oficial sobre el Sáhara. Desde el alcance de la responsabilidad de España en el actual estatus de la ex colonia, hasta la supuesta larga historia independentista de los saharauis, pasando por el carácter democrático y fraternal de la RASD, Lizundia cuestiona la “Arcadia feliz” descrita por los estudiosos de ese territorio africano, que no sería en realidad sino la enésima epopeya travestida y manipulada para satisfacer los anhelos de los héroes de causas ajenas.
Sin la beligerancia a la que nos tiene acostumbrados, Lizundia sacrifica la ortodoxia académica y el puntillismo documental en aras de la argumentación y la enhebración de ideas, que esta vez más que nunca son presentadas de manera sucinta, pero con una claridad deslumbrante que deja al lector con la sensación de que el estudio del Sáhara había sido hasta ahora patrimonio exclusivo de una colección de propagandistas o ignorantes, pues no es posible que lo que es cristalino haya sido empañado con el humo de las hogueras de los campamentos de Tinduf durante tanto tiempo, por tantos. Quizá tenga que ver el hecho de que hasta la fecha el conflicto saharaui apenas haya sido objeto de estudio por profesores de universidad españoles y extranjeros—a los que se les presume cierto espíritu crítico—, pero considerando la dimensión internacional del caso, ¿cómo explicarse el escaso interés académico que ha suscitado el tema tanto en España como en el resto del mundo?
La clave, una vez más está en el metarrelato. Un metarrelato que “cuenta la historia de los saharauis como alguna vez quedó explicada para siempre”. Un metarrelato que una vez más presenta una narración maniquea, simplista, archiconocida y, si se me permite, hasta aburrida. Que sitúa a los saharauis como un sujeto pasivo y dependiente de sus patrocinadores españoles e internacionales. Que rezuma, bajo la excusa del arrepentimiento y propósito de enmienda, un tufillo plañidero e hipócrita. Y que no persigue entender las razones del conflicto, sino atribuir culpas y méritos.
El Sáhara como metarrelato es una rebelión contra todo esto.
Septiembre de 2011, Washington, DC
* http://www.linkedin.com/pub/eguiar-lizundia/37/461/952
Este prólogo sale hoy publicado en el suplemento cultural El Perseguidor de Diario de Avisos, que dirige Eduardo García Rojas.
3 comentarios:
hubiera sido más correcto "sin la beligerancia a la que os tenemos acustumbrados".
saludos.
E. C.
¡ Ñó! ¡Qué buen artículo/prólogo!
Y ahora para el dueño del blog: ¿No es verdad que antes de empezar a acumular metros de libros sobre el Sáhara, usted ya sabía que iba a arremeter sobre lo (correctamente) establecido en relación al Sáhara?
Esos metros de libros son su cañón, polvora y metralla pero usted ya era dinamitador de pensamiento dominante y/o luchador contra lo correcto; sea el nacionalismo, el progresismo o al saharaismo.
Salu2 y siga usted en la brecha.
EDH
¿Cómo conseguir este libro desde Chile?
Este prólogo es sumamente prometedor.
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