Aquí, por las fotos de todas las semanas, siempre muy parecidas y los mismos, cada vez menos últimamente, en las que podemos adivinar mantenido un espíritu informal, no convencional, no burgués o pequeño-burgués (lo peor, de jóvenes). Aunque vivamos como burgueses, nos burlemos de esta izquierda tan brutalmente ignara, burguesa y muy peligrosa, siempre los hemos mirado con displicencia, ironía y prevención, pero sin casarnos con ese mundo burgués que lo mantenemos a cierta distancia con un punto de vitalismo, su medio punto de hedonismo y dos o más de disconformidad... estructural.
Quitando el libro de la saga de intelectuales, comprado hace unos meses, los otros tres son de recién, y tienen mucho que ver con mi generación muy politizada, incluso leída, que fuimos; por un lado, porque suponen una revisión crítica de nuestras angostas e ingenuas creencias, y por otro, conservar la curiosidad intelectual por todo el arco evolutivo de las ideas profesadas, sin nada que ver con los políticos recompensados, que estas cosas no les interesan.
Quitando el libro de la saga de intelectuales, comprado hace unos meses, los otros tres son de recién, y tienen mucho que ver con mi generación muy politizada, incluso leída, que fuimos; por un lado, porque suponen una revisión crítica de nuestras angostas e ingenuas creencias, y por otro, conservar la curiosidad intelectual por todo el arco evolutivo de las ideas profesadas, sin nada que ver con los políticos recompensados, que estas cosas no les interesan.
Willi Münzenberg de nuevo, su papel en el Komintern, las campañas pacifistas y antifascistas orquestadas por él, en beneficio siempre de la URSS y la mentira; no se ha inventado nada.
A Savater, ya le ha costado dejar la Hoja parroquial, como a Félix de Azúa, al que leo con bastante más fruicción que a Savater, un vasco disidente ético (por pensador) y moral (por activista antifascista)
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