Muy de vez en cuando, y ahora es la primera vez que lo pienso en alto,
le mando
a mi hijo algo
gracioso, ingenioso,
divertido e intelectual, que es, esto último, lo que más y mejor absorbe y potencia los anteriores rasgos. Tenemos gustos parecidos. Como con mi hermano. Y me disponía hacer lo mismo, hasta que he pensado que los
personajes merecen mayor difusión.
Me he reído tanto que he pensado que aparte de él, he de
tener lectores de mi cuerda, que se puedan reír.
Fernando Arrabal, de quien leí en París su famosísima Carta
a Franco lo que le re-exilió, creo que
es a la única gran autoridad literaria a la que he abordado. Fue hace al menos 30
años en la Avenida de Anaga de Santa
Cruz, se levantó y me saludó muy
simpático y agradecido. Me disculpé por
haber leído solo entonces la
famosa carta, lo que no le importó lo más mínimo. Es uno de los dramaturgos más
importantes del S. XX del mundo, un genio
de verdad, cineasta, multigalardonado que encuentra mucha verdad y
congruencia en ir de clown, se trata de una cuestión de estilo
fundamental. Algo que ni Kant ni Heidegger alcanzaron en su
vida, sometidos como estaban a psiques almidonadas. Trató a las vanguardias históricas, a dadaístas (Trista Tzara in person) surrealistas (Andre Breton y recua), Picasso, Dalí, Beckett… El otro
Fernando, Sánchez Dragó es un gran escritor,
ensayista, orientalista, viajado, muy culto, mujeriego, aventurero, sabio..
Este tipo de personalidades
de jóvenes se comprometen con la izquierda: Arrabal (cárcel
y exilio), y Sánchez Dragó (cárcel y
exilio). Hay dos tipos de izquierda: la dogmática, moralista, rígida y cerrada y otra
intelectual, vitalista, exuberante, que antepone su libertad personal, y a
la que una dictadura le produce
ronchas, intelectual y visceralmente. Pronto descubrieron que el comunismo era
algo igual de repugnante.
Klaus Mann y sus hermanos Erika, Golo…hijos del segundo príncipe de las letras alemanas tras
Goethe, Thomas Mann, no soportaban a los
nazis, no les toleraban ni en los
cafetines nocturnos de Munich, a
pesar de ser jóvenes arios,
ricos, futuros suicidas, artistas e intelectuales. Todos
los jóvenes hermanos fueron
privados de la nacionalidad alemana y
tuvieron que escapar de los nazis. Conspiraron en el exilio contra el nazismo y
trataron de convencer a su padre, Thomas Mann, autoexiliado en Suiza, que de una
vez por todas se enfrentara al nazismo aunque fuera a costa de perder a todos sus
lectores alemanes, que era lo que le retenía. Lo que terminaría por hacer desde
la BBC todas las noches.
Estos dos Fernandos eran
incompatibles con la ortodoxia, con la
mera doxa de izquierda. Como
suele decir Sánchez Dragó lo suyo
es ponerse al mundo por montera. No pueden
con lo pobre y mezquino, la mogigatería
gregaria, la corrección medular, los
encorsetamientos, la hipocresía
, el
miedo, las apariencias y la
sumisión, el decoro cobarde... en fin, comprobarlo
Si queremos ser nosotros, hemos de liberar y acunar, nutrir al clow que algunos llevamos dentro. Son nuestro ejemplo,
referencia y faro
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