viernes, julio 24, 2015

Viaje a Europa e historia de Ander

Acabamos de dejar a los niños en la casa rural que han alquilado para el cumpleaños. 5 vienen de la Península y otra de Inglaterra: da clases en la mítica London School of Economics, amén de los locales. Un sitio fabuloso la Capellanía, de ensueño, la pureza del sur no ultrajada por la autoconstrucción.
En mis planes de viajes no figura Europa ni la mayor parte del mundo. Son muy pocos sitios los que me atraen algo. Y cuando se da una preferencia, por ejemplo Marruecos, prefiero conocer Rabat y Casablanca antes que Fez y Marraquech, o ir 10 veces a Tánger.
Tan esto así, que la semana que viene cruzaré la frontera, que ya no hay, entre España y Francia, país vasco de uno y país vasco de otro: Bayona; Biarritz y San Juan de Luz. Quieren ir mis hijos norteamericanos. Mi  penetración  en Europa se limitará  a unos 30 km. 
Mi espacio mítico desde niño a entrada la treintena era el País vasco francés y la zona próxima española. Viniendo de París  llegabas a Bayona y me daban ganas de quedarme allí como árbol, seto, teja, piedra, pared de frontón… era un fundamentalista vasco y un esencialista del ser característico incluso inanimado: ha llovido muchísimo desde entonces. Aquel fundamentalista emocional se extinguió completamente. Nada vasco me emociona, aunque algunas canciones me suben, pero no me emocionan. Hace años oyendo la txalaparta y viendo `paisajes, me decía XY: te tienes que emocionar. No.
En enero de 1980 una tarde noche lluviosa entramos en el claustro de la catedral de Bayona XY, Ander y yo. Un sacerdote  nos dijo en euskera Denbora txarra  (¡mal tiempo) y se puso a hablar con Ander. Luego fuimos a la calle P------, entre el Adour y el Nive que confluyen en Bayona, lleno de bares vascos (españoles) y de refugiados terroristas. Aún no existía el GAL y campaban como por el Casco viejo bilbaíno o donostiarra. Entramos en un bar que estaba lleno de humo y refugiados, que nos miraron con una hostilidad infinita, cosa que en algunos actos “en la otra parte” en la Transición no pasaba. Se nos acercaban en plan intimidante. Ander pidió las consumiciones en euskera, que no sirvió para rebajar la tensión. Éramos perturbadores, foráneos, policías, para policiales, o turistas u observadores no comprometidos. No sé el grado en que estarían muchos de aquellos, igual muy poco. Enseguida nos fuimos, y cogimos el autobús de vuelta  para San Sebastián.
A Ander le había conocido en Sevilla, estudiaban una carrera técnica superior que tiene que ver  con el arte (escribo así porque no quiero reconstruir la historia de nadie aunque sea parcialmente). Nos hicimos enseguida muy amigos. Yo servía a la patria, íbamos al barrio de los Remedios a ligar y beber, o sea solo a beber, que era un hervidero de Fuerza Nueva, correas de reloj y cinturones con la bandera de España, brillantina y encrespamiento nuca (que no era el tiro en). Teníamos la paranoia victimista vasca: que no nos reconozcan el acento que esto es territorio comanche.
Después de San Sebastián donde yo fui varias veces a casa de ellos, con XY también, nuestra amistad se hizo mayor y compartida. Era muy divertido, supergeneroso –sus hermanos dominaban parte de la noche de Donosti- muy creativo, ocurrente, afectuoso, con chispa, muy pícaro. Curiosamente otro amigo de ese mismo recorrido, que alababa también  la creatividad de Ander es el que se  hizo un profesional totalmente triunfador y famoso. Habíamos apostado al revés.
Ya en Tenerife se había perdido el contacto pero no el buen recuerdo, el celebrar haber tenido amigos que te habían gustado mucho. Diez años después o así, le digo a XY: han detenido a un comando  y está Ander. ¿Seguro? Sí, todo coincide. Me dice: ha tenido que ser por algo romántico: una chica, o si no dejar su casa, llevarles o traerles, hacer algo para ellos…
Ander se ha pasado en la cárcel 8 ó 10 años. Seguro que mucho más que aquellos de la calle P---- de Bayona. Lo curioso es que ni en Sevilla ni en Donosti hablamos del tema de la liberación nacional vasca o  de luchas revolucionarias, de lo que que yo siempre estaba hablando como una cotorra  majadera. Pasaba olímpicamente. Era vasquista sin más, y le interesaba lógicamente el arte. No puedo guardar mejor recuerdo de él. En Bayona le evocaremos, sin duda.



5 comentarios:

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Le cuento el contenido de este post a XY y me dice que se acuerda de aquel día como si fuera hoy. Que Ander se partía de risa conmigo y yo con él, que nos caíamos genial, que me llevaba con el que mejor, y que había muchísimo feeling entre los dos, que era majo, dispuesto, amable.... que merecía haber tenido continuidad la relación. El historial militante de Ander, lo he mirado bien, no fue tan innocuo

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Hay dos frases para la eternidad, que llevo repitiéndolas décadas, que son de Ander: "Vasco finish, esto se ha acabado". Me acuerdo donde me lo contó la primera vez. Luego le pedía que me lo volviera a contar. Al parecer estaba de madrugada con otro vasco en Sevilla y contactaron al final con unos locales, que les tomaron por muy extraños, para dirigirse así.
La otra es de Las Palmas donde comenzó la carrera y el guagüero decía "agárrense que nos vamos", en perfecto canario, cuando yo decía que no iría nunca, faltaban pocos meses para que me revocara.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

De la forma más bonita que me han llamado: Lohizun, que es parte de San juan de luz en euskera, se lo debo a Ander. Cuando fantaseo sobre mi, que es como mirarse en el espejo e increparse siempre me sale Lohizun. Es como me llamaban ellos y me sigo llamando yo a mí, y nadie más que yo.
A Ander le amplié un poco su nombre también, según la última metodología del euskera de entonces, en el que salía un Ander.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Hace un momento le digo a XY: me pasé todo el día de ayer acordándome de Ander.
Cuidado que era gracioso, le digo. Muy protector, supongo que porque yo era una jovencita, simpatiquísimo y cariñosísimo.
-"Vasco, finish, esto se ha acabado", me sale.
- No me acordaba que fuera de aquella época. Lo que significa que me lo ha oído miles veces.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

estando en San Sebastián meses después del viaje a Bayona, fuimos un anoche al velódromo de Anoeta a una "gau pasa" que eran fiestas vascas que duraban toda la noche de exaltación insurreccional, eran grupos vascos y no sé si bretones. El ambiente como en todas no podía ser más levantisco.
Allí nos encontramos con un pelotari (frontón), amigo de Ander y que había conocido en Sevilla, creo que como yo hacia la mili. Ander y él iban en Sevilla a jugar a un frontón.