El viernes se planteó un debate moral en el Tenis, que casi
podría ser continuación del libro "Ética posmoderna" que tenemos para leer los de
la tertulia Mácaros. Se planteó en términos
prácticos, supuestos de hecho y demás. No soy amigo de ejemplos o supuestos prácticos. Ni tampoco
de principios o cláusulas generales, con los que siempre es muy fácil leer.
Todas las razones que
recibe el individuo es para ser bueno, la educación, el superego –la
instancia (demoledora) de la censura- que
se enfrenta al ello (el deseo y el instinto) y se impone al ego casi
siempre. La familia, los lazos parentales, el orden comunitario, las
leyes (y ser temeroso de ellas como en la Biblia y EE.UU.) y la autoridad, el
castigo, la elusión de riesgos o compromisos gravosos. Todas las instancias
externas que luego se interiorizan van
encaminadas a hacer el bien. No hay ni se reciben justificaciones (siempre hay
tarados que inoculan odios o consignas egoistas) para el mal. No hay ni un solo mandato externo
orientado al mal.
El mal solo radica en nuestro interior, en nuestras
pasiones e inclinaciones (y ahí acertó Kant), y si intervienen razones son para justificarlas.
No es nada fácil transgredir, por eso los transgresores
suelen contar de entrada con mis
simpatías. Yo soy un transgresor menor: político y social, incluso nacional, lo
que me ha costado mucho serlo. Es muy lento y gradual. Ser transgresor de joven es
buscarte otra familia de acogida, de adulto son pasos en soledad sin refugios de acogida. También está
la transgresión o el mal en moral y costumbres. Yo como vasco tengo dosis
elevadas de gazmoñería y pacatismo, que no he conseguido depurarlas. A cambio
sí logré hacerme una persona auténticamente liberal y desprejuiciado, que sí lo
soy.
Creo imprescindible distinguir entre moralidad y ética. La
moral se conjuga con decisión, elección, juicio, libertad y remite a la esfera más
personal y autónoma. La ética es código, legislación, sistema, costumbre,
entorno, deontología, como legislación
se parece mucho a la legal y es heterónoma, por tanto no interna,
personal, deliberativa sino
prácticamente reglada, códigos de conducta.
Creo que los actos más nobles, bellos y excepcionales se dan cuando la moral se rebela a la ética y legislación. Cuando uno recibe un mandato interior sobre la acción humana a emprender que solo a ti concierne.
Creo que los actos más nobles, bellos y excepcionales se dan cuando la moral se rebela a la ética y legislación. Cuando uno recibe un mandato interior sobre la acción humana a emprender que solo a ti concierne.
Sé que hay cosas que yo no haría en ningún caso, y otras que
haría incluso a pesar del coste. Pero no quiero decir que yo en absoluto haría
lo malo, porque sí sería capaz de hacerlo y lo he hecho, sino que tengo unos
principios o valores que constituyen el reducto de mi dignidad y decencia. Creo
que con que haya eso es suficiente. La moralidad carece de fundamentación, es
algo previo. No es la única instancia comprometida en la razón práctica o
conducta humana, pero es la que es, para mí la más valiosa, aunque socialmente
insuficiente.
Ser bueno es extremadamente cómodo y conservador, mientras ser malo no.
Por la determinación moral, que al ser relativo a la acción
pudiera entenderse por política, a la contra, claro, es por lo que yo entro en
guerras y escribo. Por eso soy mucho más ensayista que abogado, que no es mucho
decir.
Otro día, sobre el moralismo: el código de prejuicios,
aprioris y cláusulas generales.
3 comentarios:
La moral se conjuga con decisión, elección, juicio, libertad y remite a la esfera más personal y autónoma. La ética es código, legislación, sistema, costumbre, entorno, deontología, como legislación se parece mucho a la legal y es heterónoma, por tanto no interna, personal, deliberativa sino prácticamente reglada, códigos de conducta."
Por eso la izquierda siempre habla de ética y soslaya la moral.
Salu2 EDH.
Tal vez, pero está más o menos de acuerdo, ¿correcto?
¡Claro!
EDH
Publicar un comentario