Había escrito sobre los Goyas y lo he desecho, aburren los
goya, aburre España. Me quedo con el ministro Wert. Soy de los persuadidos de
que un solo libro vale por mil pancartas.
Wert tiene honor, ha obviado la befa a la que se hubiera
sometido un político acobardado acudiendo a los fuegos artificiales de la
vanidad más afectada y patética, en esa
mágica síntesis hegeliana de glamour- high style y pancarta reivindicativa y
megáfono. La España eterna de las apariencias y la afectación, ya ni Azorín que
se quedó corto, sino la cuadratura del círculo. Afectaciones incluso encontradas, da
igual, se trata de aparentar lo que sea, todo a la vez. España de hidalgos,
casinos y misa mayor, a qué será debido tanta
película sobre la República, del mismo pulso, atmósfera de la de siempre, ¿tal vez a la búsqueda inconsciente de lo subyacente, eterno y compartido o incluso
mucho mejor heredado? Los Goya son antropología de una
profundidad obscena.
En los Goya el cine se arroga representar la cultura. La suma de cuotas de cultura de Maribel Verdú, Bardem y buena
parte del patio de butacas es muy inferior a
la cultura de Wert. Este es un hecho, una realidad, una verdad, por mucho que
en este país no gocen de prestigio o autoridad, digo la realidad, los hechos. En todo caso a quien hay que escuchar es a Wert.
Wert me gustó en los debates, muy inteligente el ministro
más odiado por las masas. Los odios de las masas son básicamente de estadios previos a las correrías de las hordas.
Wert une a la
cultura, inteligencia y honor valentía, tiene coraje. Aquí no hay razón ni
inteligencia que valga, es imposible el debate, los hechos. Se parte de que la
educación en España es pésima, de record e infamia, que ha tocado fondo igual
que el fracaso escolar. Se supone que cualquier reforma educativa hace casi
imposible ir para abajo porque se está en el fondo, hombre siempre cabe quemar
los colegios, pues ni por esas.
El profesorado que son personas que deciden quedarse con niños
y jóvenes de por vida, para ver que les cuentan o ligarse cada 5 años a una
alumna, no conciben ni por lo más remoto que puedan tener una mínima responsabilidad
en el desplome y desastre educativo. No estaríamos en España, no tendríamos
fuerzas de progreso. Antes al contrario se considera que son piezas claves en cualquier remedio
que se ose plantear en el medio educativo, antes que ministros o los padres por
ejemplo. Por supuesto sin que nunca algún intento de remedio parta o haya
partido de ellos. O siquiera algún análisis, no era precisa la contrición
siquiera. Gustan del cultivo sistemático de la ceguera. Si nos fijamos resulta
que son como los de los Goyas, capaces de todas las síntesis, incoherencias e
irresponsabilidades.
Una parte de la derecha está en la trinchera del reaccionarismo
moral y de costumbres, pero las fortificaciones
del conservadurismo y reaccionarismo social y económico jamás vistos (en mi vida)
están a la izquierda. Tiene una sola palabra
de conjura de cualquier soplo de movimiento: ¡Neoliberalismo! El nazismo fue
más polimorfo.
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