domingo, febrero 09, 2014

Un solo libro vale por mil pancartas

Había escrito sobre los Goyas y lo he desecho, aburren los goya, aburre España. Me quedo con el ministro Wert. Soy de los persuadidos de que un solo libro vale por mil pancartas.
Wert tiene honor, ha obviado la befa a la que se hubiera sometido un político acobardado acudiendo a los fuegos artificiales de la vanidad  más afectada y patética, en esa mágica síntesis hegeliana de glamour- high style y pancarta reivindicativa y megáfono. La España eterna de las apariencias y la afectación, ya ni Azorín que se quedó corto, sino  la cuadratura del círculo. Afectaciones incluso encontradas, da igual, se trata de aparentar lo que sea, todo a la vez.  España de hidalgos, casinos y misa mayor, a qué  será debido tanta película sobre la República, del mismo pulso, atmósfera de la de siempre, ¿tal vez a la  búsqueda inconsciente  de lo subyacente, eterno y compartido o incluso mucho  mejor  heredado? Los Goya son antropología de una profundidad  obscena.
En los Goya el cine se arroga representar la cultura. La  suma de cuotas de cultura de Maribel Verdú, Bardem y buena parte del  patio de butacas es muy inferior a la cultura de Wert. Este es un hecho, una realidad, una verdad, por mucho que en este país no gocen de prestigio o autoridad, digo la realidad, los hechos. En todo caso a quien hay que escuchar es a Wert.
Wert me gustó en los debates, muy inteligente el ministro más odiado por las masas. Los odios de las masas  son básicamente  de estadios previos a las correrías de las  hordas.
Wert une  a la cultura, inteligencia y honor valentía, tiene coraje. Aquí no hay razón ni inteligencia que valga, es imposible el debate, los hechos. Se parte de que la educación en España es pésima, de record e infamia, que ha tocado fondo igual que el fracaso escolar. Se supone que cualquier reforma educativa hace casi imposible ir para abajo porque se está en el fondo, hombre siempre cabe quemar los colegios, pues ni por esas.
El profesorado que son personas que deciden quedarse con niños y jóvenes de por vida, para ver que les cuentan o ligarse cada 5 años a una alumna, no conciben ni por lo más remoto que puedan tener una mínima responsabilidad en el desplome y desastre educativo. No estaríamos en España, no tendríamos fuerzas de progreso. Antes al contrario se considera  que son piezas claves en cualquier remedio que se ose plantear en el medio educativo, antes que ministros o los padres por ejemplo. Por supuesto sin que nunca algún intento de remedio parta o haya partido de ellos. O siquiera algún análisis, no era precisa la contrición siquiera. Gustan del cultivo sistemático de la ceguera. Si nos fijamos resulta que son como los de los Goyas, capaces de todas las síntesis, incoherencias e irresponsabilidades.
Una parte de la derecha está en la trinchera del reaccionarismo moral y de costumbres, pero  las fortificaciones del conservadurismo y reaccionarismo social y económico jamás vistos (en mi vida) están a  la izquierda. Tiene una sola palabra de conjura de cualquier soplo de movimiento: ¡Neoliberalismo! El nazismo fue más polimorfo.
 

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