martes, julio 16, 2013

Lo que cuenta Fer de la travesía

Cuando subíamos para casa a media noche comentábamos lo bien que habíamos encontrado a Fer: satisfecho, contento, fuerte, y lo mismo  ha dicho mi hermano.
31 días de navegación, 3.500 millas (x 1.800m). Hubieron de alcanzar la altura de  Chesapeack (Filadelfia, Baltimore) para virar al este (to Europe),  que ya conocemos todos por haber pasado por esa gigantesca bahía norteamericana.
Bueno, subimos bastante: llegamos a estar a 600 millas de Terranova. Nos bañábamos con arneses con la escalerilla en popa, y cada día  notabas como el  agua estaba más fría. No hemos pescado absolutamente nada.
El mar de los Sargazos, es muy curioso a veces parece por zonas…  -¿cómo pastos? (yo)- algo así.
Es muy difícil salir de Bermudas, no me extraña que esté lleno de pecios de galeones españoles con  oro. Luego nos encontramos con delfines a los que  llamabas y nada de seguir y acompañarte, sino que  hacían piruetas extrañas cerca del barco. Unos  delfines mal enrrollados. Bueno también vi una ballena enorme, gracias  al surtidor que soltaba,  y porta contendores gigantes.
Como navegábamos sin luces para ahorrar batería, desde un barco nos hicieron señales con luces para ver si necesitábamos algo, debía ser un indio por el  acento en inglés.
Las calmas del anticiclón de las Azores son peores que las del Ecuador, allí al menos se forma alguna borrasca y eso supone algo de viento, lo que no suele darse en las Azores, y eso que subimos cien millas al norte. El agua estaba llena como de unos gusanos y medusas, y el mar fosforescente. Y en esas calmas está lo que se llama la latitud  de los caballos, míralo en Wikipedia. Son las que están de  30º para arriba, llegamos a los 43º. Las calmas se producen por la superposición de las borrascas que van para América (gracias a las cuales los vikingos llegaron a Terranova y América)  y los vientos del oeste. Antiguamente los veleros podía pasarse semanas sin pillar viento, entonces desesperados arrojaban todas las mercancías, utensilios, incluso cañones por la borda, pero también a los caballos que les seguían nadando hasta que se hundían.
(Resulta que 43 º es la latitud de Bilbao y casi Nueva York).
Superadas las Azores ya hemos venido directos a  Canarias.
Estaba bien,  muy tranquilo, sabes que estás a 20 días de la  costa y que no puedes hacer nada. En  10 días no vimos una sola vez el sol.
No me canso de preguntar sobre asuntos náuticos. Fer hace unos años hizo la carrera de Náutica, y los días de navegación para obtener el título de capitán o piloto. Dada además su formación científica, da gusto oírle explicar procesos naturales o técnicos sobre el mar, la meteorología, la navegación ¡y la aventura y filosofía de vida! El conocimiento no tiene precio. Lo que sea, pero conocimiento, no memoria. Yo viví intensas experiencias en el mar (costero) en mi niñez y adolescencia,  que me sirvieron para asentar cierta autoestima... y se acabó.
-Pues a mí en estos 31 días todo lo que me ha pasado es esto- y le enseño la invitación del Reino de Marruecos.
-¡Hombre, muy bien!- y se pone a especular.


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