Cuando subíamos para casa a media noche comentábamos lo bien
que habíamos encontrado a Fer: satisfecho, contento, fuerte, y lo mismo ha dicho mi hermano.
31 días de navegación, 3.500 millas (x 1.800m). Hubieron de alcanzar la altura de Chesapeack (Filadelfia, Baltimore) para virar al este (to Europe), que ya conocemos todos
por haber pasado por esa gigantesca bahía norteamericana.
Bueno, subimos bastante: llegamos a estar a 600 millas de
Terranova. Nos bañábamos con arneses con la escalerilla en popa, y cada día notabas como el agua estaba más fría. No hemos pescado
absolutamente nada.
El mar de los Sargazos, es muy curioso a veces parece por zonas…
-¿cómo pastos? (yo)- algo así.
Es muy difícil salir de Bermudas, no me extraña que esté
lleno de pecios de galeones españoles con
oro. Luego nos encontramos con delfines a los que llamabas y nada de seguir y acompañarte, sino
que hacían piruetas extrañas cerca del
barco. Unos delfines mal enrrollados.
Bueno también vi una ballena enorme, gracias
al surtidor que soltaba, y porta
contendores gigantes.
Como navegábamos sin luces para ahorrar batería, desde un
barco nos hicieron señales con luces para ver si necesitábamos algo, debía ser
un indio por el acento en inglés.
Las calmas del anticiclón de las Azores son peores que las
del Ecuador, allí al menos se forma alguna borrasca y eso supone algo de
viento, lo que no suele darse en las Azores, y eso que subimos cien millas al
norte. El agua estaba llena como de unos gusanos y medusas, y el mar
fosforescente. Y en esas calmas está lo que se llama la latitud de los caballos, míralo en Wikipedia. Son las que están
de 30º para arriba, llegamos a los 43º. Las calmas se producen por la superposición de las
borrascas que van para América (gracias a las cuales los vikingos llegaron a
Terranova y América) y los vientos del
oeste. Antiguamente los veleros podía pasarse semanas sin pillar viento,
entonces desesperados arrojaban todas las mercancías, utensilios, incluso cañones
por la borda, pero también a los caballos que les seguían nadando hasta que se
hundían.
(Resulta que 43 º es la latitud de Bilbao y casi Nueva York).
Superadas las Azores ya hemos venido directos a Canarias.
Estaba bien, muy
tranquilo, sabes que estás a 20 días de la costa y que no puedes hacer nada. En 10 días no vimos una sola vez el sol.
No me
canso de preguntar sobre asuntos náuticos. Fer hace unos años hizo la carrera de Náutica,
y los días de navegación para obtener el título de capitán o piloto. Dada además
su formación científica, da gusto oírle explicar procesos naturales o técnicos
sobre el mar, la meteorología, la navegación ¡y la aventura y filosofía de vida!
El conocimiento no tiene precio. Lo que sea, pero conocimiento, no memoria. Yo viví
intensas experiencias en el mar (costero) en mi niñez y adolescencia, que me sirvieron para asentar cierta
autoestima... y se acabó.
-Pues a mí en estos 31 días todo lo que me ha pasado es
esto- y le enseño la invitación del Reino de Marruecos.
-¡Hombre, muy bien!- y se pone a especular.
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