El libro es el segundo del Sáhara, El Sáhara: perspectiva de
revisión. Confío que pueda venir mi prologuista. Al final -¡quién nos lo iba
decir!- hasta nos hemos hecho con algo de
currículo y una mínima solvencia que poder presentar. El resto supongo
que depende de nuestra simpatía, unas gotas de originalidad,
atrevimiento, ilustración combativa y cierta
-tampoco mucha- elegancia sonriente sobre un fondo azulado de
incorrección. No hay competencia, porque no hay nada fuera de los círculos.
Me complace una barbaridad poder hablar del Sáhara en el
casino, con gente que fue testigo de la historia. Me imagino que habrá militares
y personas con vínculos con aquel territorio.
Pensaba escribir, como
desahogo, de los belicosos Goya con simétrica hostilidad reactiva, pero este
nuevo evento lo impide. Hablando de goyas y sáharas cuántos minutos serían capaces de hablar con rigor Willy Toledo y Javier Bardem de manera argumentada, enhebrando ideas y
conocimientos sobre el Sáhara sin
asertos de pasquín, arengas y panfletos,
de algo no flanqueado por interjecciones. ¿10 minutos, 15… o menos?
Podrá parecer que detesto mucho España, pero casi todo lo
que hago yo es por España, en el sentido de evitar que sea tan. Uno puede
incidir en muy pocas cosas pero hay que tratar de tener la máxima influencia, si en élites mejor, poco
pero algo: rasgar, erosionar, despegar, romper, desequilibrar,
invertir, cuestionar, destapar, socavar…
No solo no es un libro del que abjure como de algún otro, sino
que más que satisfecho estoy muy orgulloso de haberlo escrito. Aporto bastante, objetiva, comparativamente.
Solo merece la pena decir lo que no se ha dicho. Es tan corriente escribir
sin aportar absolutamente nada…
SEPAN LOS DEL SÁBADO QUE EL ASUNTO SE ESTÁ ANIMANDO MUCHO
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