UPyD restauró la inteligencia, el primado de la razón, la crítica política y el espíritu ciudadano forjado en la exigencia cívica en tierras circenses donde gobernaban los payasos que hacen de listos: los milikis, ni siquiera los fofós y fofitos.
Yo nunca creí en el partido, era imposible que fuera bisagra y que tuviera vida al margen de Rosa y Gorriarán, no tenía sentido además, era coyuntural y recogía el hondo rechazo al progresismo posmoderno ñoño y ramplón de ZP, sobre todo para los que proveníamos de la izquierda.
Como un leninista dado a todas las alianzas y a aunar compañeros de viaje, compartía el partido con otros y pagaba cuota a Ciutadans de Catalunya (a esos les votaría hoy) y al maoísmo anti posmoderno de Unificación Comunista.
La misma semana de las elecciones en 2008 ya sentí mi presencia en UPyD amortizada. Me siento lejos de ese partido desde entonces, pero cumple una función importante, aunque las bases para su imprescindible advenimiento hayan desaparecido ya en gran medida.
Comí con Savater, nos concentramos sin autorización ante la subdelegación de Gobierno para protestar por la agresión de las hordas totalitarias izquierdistas a Rosa en el establo ideológico de Políticas de la Complutense, y combatimos a los castristas en la calle del Castillo. Pude parecer imposible pero ocurrió. Gracias UPyD por aquellos momentos. Y suerte. Que sigáis ascendiendo.
1 comentario:
... , de comer con Savater y defender la libertad en Cuba a votar a los que sueñan con Cuba y Venezuela como modelo para Canarias, ....
un abrazo desde la tierra de la Libertad y el Progreso.
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