martes, noviembre 29, 2011

Autodigitalización



Colgué los recortes de prensa de más abajo, por lo que sigue. De manera completamente  autodidacta, tras varios intentos frustrados, he aprendido a escanear documentos en  este portátil, que ya sabía hacerlo  en el que precedió al anterior, pero tampoco en el del medio. Tengo despacho  a un cuarto de  versta de mi domicilio de sólo ocio, y tengo casi todo duplicado, y es un lío. Además soy de psicología soñadora- ensimismada y poco práctica. Me pidieron  en la editorial –que ya no es la que iba a ser-  referencias de prensa, para colgarlas en  su web en “reseñas”. A lo que se llama, según mi portátil, digitalización, lo que me parecen palabras mayores. Dadas las dilaciones con el libro sobre el Sáhara, he regresado a  la de mis amigos granadinos, que se han modernizado, nueva web  y  referencias  a ferias de libros nacionales y a las de Buenos Aires y Guadalajara. Han dejado la de Frankfurt. He charlado bastante con uno de ellos estos días. Siguen sin conseguir distribución en Canarias (que es lo que más me fastidiaba, por desamparo nomás -no les  compensa porque los distribuidores de aquí les piden muy escasas unidades)  pero lo hacen de manera material, fenomenológica  y real en la Península. Lo que es mucho. Además acceden –sigo con los mismos-  a las listas o redes  o algo así de mayor prestigio  de libros publicados, lo que explicaría el interés de determinadas instituciones por libros de ellos (y de paso míos). Me comentaron que han firmado un acuerdo con la mayor empresa librera de España. Es decir que los agentes específicamente literarios del proceso (editores y libreros y no los instrumentales: imprenta y distribuidores) se asocian para favorecer la relación, ya hoy muy diferente, entre autores y lectores. Así me han contado.
Me he digitalizado casi en  la totalidad. Guardaba recortes de todos mis aspavientos y actividades compulsivas, y hay variadas temáticas, como he exhibido en post anteriores.Dos cuestiones más para acallar los reproches sobre mi silencio de mi hermano y Nuestro Amado líder. No deben gustar de mis callados testimonios gráficos tipo "viejos archivos".
El fin de semana pasado me aventuré a la calle. Fuimos con mi hermano y Yael, la emprendedora  de prevenciones poético progresistas –para una judía que conozco y con la que amisto, resulta dual, superdual como todas y como se vio- nos fuimos al cine, a ver El Método Peligroso. Sobre Freud y Jung, en el periódico venía una crítica de otra película sobre la banda Baader Meinhof: La Fracción del Ejército Rojo. Ya me veía viendo las dos pelis seguidas, pero no la echaban. No me la perderé.
En el cine estaban los progres, pocos pero estaban, ya desvencijados, marchitos y plenamente derrotados, atraídos por Freud y Jung, muy vigentes en nuestra época. Yo, a diferencia de ellos, sí me introduje en el tema, por eso he resultado tan traidor y réprobo. A más de enemigo. De allí a un bar a beber cervezas sin comer y luego al Parra. Bronca. La dualidad femenina. Le dejé a mi hermano con ellas y me senté fuera con mi perfecta alteridad: la cerveza.
Me permito recomendar la película (mi hermano conocía al psicoanalista Otto Gros, del que no había oído hablar nunca) y el libro del gran autor Don De Lillo.

1 comentario:

el escritor escondido dijo...

No son reproches, es simplemente abrir tu blog y encontrar algo. Es parte de mi medicación.