viernes, noviembre 18, 2011

Mi voto: al PP, me lo debía

Mi juventud política
Siendo niño entraban  panfletos en mi casa y oía   de interrogatorios y exilios. Más tarde supe  de  presos hijos de amigos o conocidos de mis padres. Aún adolescente asistía a concentraciones nacionalistas vascas en montes donde se  colgaban ikurriñas (lo único que hacían), a una conmemoración en Gernika y a más actos clandestinos en los que no pasaba nada, mucha policía y un par de gritos. Luego acudía regularmente a la única liturgia antifranquista que se realizaba todos los domingos en Bilbao: La misa de 11 en San Antón (la iglesia que está en su escudo), donde D. Claudio se enfrentaba  como un Titán de la homilía al Régimen, que no paraba de multarle. La oposición en el pretendido gran bastión de resistencia vasca  antifranquista,  Bilbao, no pasaba de 150 personas. Eso lo he vivido yo. Bilbao podía ser del Athletic, pero antifranquista, no, nada de nada.
Mis padres recibieron una llamada durante las escuálidas movilizaciones contra el Proceso de Burgos,-los mismos 80 (o menos) estábamos en todos los sitios casi a la vez- advirtiendo que a mi hermana y a mí  se nos  veía mucho. No fue la policía, sino algún vecino de la Villa.
De allí, San Antón, salieron los primeros contactos. Luego vinieron el abertzalismo y el izquierdismo. Y una politización extrema: como una segunda sexualidad. La revista Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, el robo del libros, París, panfletos , el interés por todo conflicto político, el Proceso de Burgos, los saltos incansables, la vigilia en la Residencia, reuniones, formación izquierdista… No milité en ningún partido y en el único sitio que estuve eventualmente encuadrado casi no debería ni decirlo,  que no me libró de detenciones ni de la guerra de intimidaciones  de la policía-sector extrema derecha. Llamaban de madrugada, no decían nada, volvían a  llamar,  con mucha intención repetían, luego se esfumaban, cuando creías que ya no existías reaparecían,  era inquietante.

Entre la V y la VI Asamblea de ETA
Cuando registraron mi casa, la víspera de 1º de mayo de 1974  no quedaba -sólo por unos días de anticipación-, ningún paquete de panfletos: ni de ETA V asamblea ni de ETA VI asamblea. Hubiera sido doblemente embarazoso, me temo que incluso para la propia policía: vaya caos en la línea de investigación.  Había tenido de los dos. Me los dio a  guardar uno de la   VI. También me pasó que cuando yo creía encontrarme  por una V asamblea  susceptible de escorarse más a la izquierda, en realidad andaba por una VI  ya plenamente escorada. Duró poco, porque cuando estudiábamos la forma de entrar en el establecimiento  – asalto que posteriormente  consumarían etarras dignos de ese nombre, alguno de la célebre  Fuga de Segovia después--, yo debía cargar las multicopistas, nuestro jefe  se escapó de la policía a tiros en el Casco Viejo de la Villa. Pero ésta fue otra historia. Así que la policía de  madrugada, en festivo 1º de mayo (la Jefatura vacía que daba pánico) me enseñaba mis cuadernos políticos que había encontrado en el registro.  No solo fueron a buscarme al portal, sino que habían regresado. Me gustaba la teoría, no había duda, no encontraron más  y despreciaron los libros, un intelectual dubitativo. 72 horas a su merced y ni me tocaron, salvo a la llegada: pataditas, empujones  y chanzas en las oficinas antes de bajarme a los calabozos. Me sentí despreciado como antifranquista. Sin embargo, en otra ocasión, con la Guardia Civil, en un par de minutos ya me había llevado unas cuantas hostias de notable relieve y consistencia.
Me siguieron dando prorrogas para la mili, lo que no dejaba de extrañarme, así que cuando fui a la mili, ya sin Franco, llegué al cuartel y vi las cosas un tanto  raras y un capitán primero y otro días después, me llamaron por separado para referirse a mi “ficha de la hostia”  según dijo el primero  –no real, la supongo conjetural  y artificiosa-  y que allí nada, por mi bien. Vine a hacer  en total meses de guardias, pero me dieron el pernocta. Mi madre me había buscado un enchufe gracias a JMM.   Mi caso no fue  muy típico. Ahora estoy persuadido de  que nunca nadie me ha hecho una ficha mejor que la Brigada Político Social (o ya BIS),  que supongo   me intuyó (y acertó)  disconforme, especulativo, insatisfecho, improbable y  heterodoxo.

Prejuicios a fuego o análisis dinámicos
Lo que entonces me reprochaba: el  no militar en sólidas iglesias, comprobé de mayor que resultó en lo que más coherente fui conmigo mismo. Me interesaba la teoría y me dedicaba a pensar en un partido ideal socialista y aberztale  –y cuidado que había-, y  tras evolucionar al eurocomunismo acabé simpatizando con el PSOE, incluso fui en sus listas para el pueblo de veraneo más próximo a  Bilbao en el 2001.
Todos aquellos jóvenes  comprometidos, críticos, con buen  equipaje intelectual, formación marxista, que yo admiraba, leía y seguía  terminaron todos   por abandonar esta izquierda. A partir de unas premisas, experiencia y conocimiento has de evolucionar forzosamente. La política deja de ser un ámbito de lo sagrado y se hace profano. Salvo para los reaccionarios y conservadores actuales (la izquierda) que lo mantiene lógicamente sacralizado. Bajo el dogma medieval, azorados por prejuicios, crías del escándalo. Quedaron los que repiten las mismas salmodias que actualizan como papagayos- ahí se les ve la talla y capacidad de los fosilizados- conforme el discurso oficial va imponiendo nuevos lemas y opiniones.  Llegaron otros: burócratas,  exderechistas, exapolíticos, profesionales de la política, oportunistas, mediocres,  posmodernos de barnices  progresistas que, alegres, incluso lo ignoran. Yo no tengo nada que ver con estos advenedizos y  oportunistas, ignaros y zafios por igual.  Hasta ayer incapces -únicos en Europa- de admitir a la derecha ("extrema" decían descalificadores, manipuladores) que la pusieron en cuarentena, que la negaron como opción, que la deslegitimaron. ¡Los señoritos engendrados por aparatos burocráticos, a los que les sobraba la derecha!
Tarde, pero fui descubriendo a la verdadera izquierda española, en absoluta mejor que la derecha, sino bastante peor,  una izquierda sin un  solo pensador en toda su historia (un caso insólito), sin teorías,  inculta, anarcosindicalista y revolucionaria de lucha de clases, infantil, radical, sectaria, excluyente,  muy peligrosa.
El pensamiento político español, ha sido de derechas y liberal, ha sido de Ortega y Gasset; Marañón, Salvador de Madariaga, Pérez de Ayala… la verdad se está reestableciendo poco a  poco, el último que lo ha hecho es Andrés Trapiello. Es cuestión de tiempo. ¡Cuántos intelectuales exiliados, sí, pero de la II República también y antes! 
Lo que no perdono a estos  es que en su  indigencia intelectual  y falta de preparación   banalizaran  a la extrema derecha, nunca la tuvieron cerca y saben que no la tendrán porque no estarían. Llaman fachas  porque ignoran lo que es el fascismo de verdad y porque tampoco estarían. Y no pueden imaginarlo siquiera. Me importan menos  sus mentiras, manipulaciones, frivolidad, afectaciones, ni su  insolvencia, irresponsabilidad, buenismo tontorrón e incapacidad inadjetivable.
Yo  tenía que votar a la derecha, VOTAR AL PARTIDO POPULAR, me lo debía.

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