sábado, abril 16, 2011

Garzón, el Gran Demiurgo solar

Garzón se quiere, sin narcisismo alguno

Cierto que Garzón ha contribuido al desarrollo de la jurisdicción penal internacional. Lo justo y necesario, ya que todo se andará, porque nadie puede lograr (ni reservarse) por sí solo tareas providenciales. Contribuir a ella afortunadamente ya es mucho. Adolf Hitler, con una ambición similar a la de  Garzón, creó toda la red de autopistas alemanas. Basta alcanzar algunos resultados parciales, aunque el resto sea infausto o execrable. Racionalidad y equilibrio en los procesos políticos, históricos o jurídicos.

 La hinchada garzoniana
Debemos moderar nuestros impulsos y latencias religiosas y mitológicas que ansían el  advenimiento de un individuo providencial que nos despoje  de nuestra condición mortal. Que eleve al hombre al lugar paradisíaco de donde nunca debió ser expulsado. Especialmente la izquierda cuyo gran impulso  e instinto, ideológicamente sublimado,  no es otro que revocar la Caída, y volver hacer del ser humano el ser del paraíso, liberado de sus condicionantes, límites, insuficiencias y frustraciones de hombre mortal. Por aquí va la imbecilidad, de las miles proferidas, del optimismo antropológico de toda esa izquierda que milita en la oscuridad de las expectativas mitológicas, milenaristas y religiosas, y que ansían milagros, rectas y atajos para levitar. Modestísimos neoplatónicos, pancarteros de cultura elemental.
Celebré la detención de Pinochet. Nunca olvidaré cómo y dónde me enteré del golpe que dio, es como si fuera hoy, así de vívido. No soy un falso antifascista obsceno y  new wave embutido en la bandera de la franja nazarena descubierta por ZP y las fuerzas de la cultura  (el teatro y la eficiencia).
Garzón, de quien siempre he pensado que hubiera servido al franquismo con exquisita pulcritud, como aquel ex ministro cazador de Justicia, siempre ha puesto a la justicia a sus pies, caso GAL: de mirar a otro lado a la venganza, y parece ser que en caso similar a la causa antifascista de los que jamás lo fueron, ya resolvió que no era posible su investigación por la ley de amnistía y otras. Pero cuando vió que con la misma causa podía ganar popularidad y oportunidad decidió abrirla. Esto suena a prevaricación. Y así en todo lo demás: Como  el hombre de Vitruvio, él es la única medida. El gran arquitecto. Hermes Trismegisto.

 La presunción de Garzón
El Garzón ciudadano providencial está beneficiado por la presunción de inocencia. Pero alguien que pone a la justicia a sus pies,  al que se le jalea para que él, algún juez sumiso bajo la Dictadura argentina y algún otro providencial, puedan ser los grandes guardianes del mundo y universo. ¡Qué es la justicia sino ellos mismos, y qué es la ley más que corrupción de políticos!, por lo que  ellos son los únicos competentes para gestionarla  a su modo decidido, lejos de todos los límites y equilibrios. Estos jueces solares son los que, superando el estilo judicial anglosajón van creando las leyes con su decidida y personal aplicación, sin las  garantías, frenos ni contrapesos que exigiera James Madison.
La izquierda confía plenamente en ellos, en la ley de Dios.


Los juicios de Garzón
Garzón tiene una presunción  a favor, pero dos en contra: a favor la de inocencia, en contra la presunción de su imaginario, que es fácil establecerlo, tras contemplar su conducta empírica de naturaleza soberana, (fenomenológicamente desdeñosa -por mucha elevación- del legislador y el poder judicial), y la presunción psicológica; por las dos últimas siempre ha estado muy cerca del sol, en el ámbito celeste de Gran Demiurgo.  
No entienden ni él ni la definitivamente oscurantista izquierda, que la justicia sea asunto humano.

1 comentario:

Gregory Apple dijo...

El hombre que veia amanecer. Y de madrugada precisamente fue cuando descubrio la media memoria historica. In illo tempore iba escoltado por titiriteros y por jueces para la demagogia. Ahora camina solo. Aunque terminara en un bufete de tronio. Al tiempo.