A los libros de los amigos uno se enfrenta, de entrada, como obligación, como uno de los deberes que comporta la amistad, o con curiosidad, y si en lugar de amigo es conocido “non grato”, para confirmar su fracaso o no saber. Muy pocas veces el escritor desaparece como amigo para permanecer únicamente como autor.
No es el caso de Iñaki, basta hojear el libro, mirar el índice y los trabajos que han servido de nutrientes de este libro, publicado por Laertes, para tratar de leerlo con suma atención y sin perder ni una sola idea durante sesiones largas y concentradas que ya se intuyen apasionantes. Siempre Grecia, descansando sobre ese pilar, seguramente dórico, que es Aristóteles, pero también Hölderlin, Nieztsche y Heidegger.
El viernes me llamó Iñaki para decirme que no lo comprara, que tenía uno reservado para mí con dedicatoria, pero el sábado lo vi y no pude resistirme a marcharme sin llevármelo y lo compré. Para mi hermano, que tiene muchas ganas de conocer a Iñaki.
El autor es el Iñaki de este blog, de la parte encriptada como de la abierta, todo un personaje: es el que llega a casa a las 9, tomamos cervezas, vamos a un étnico y luego al Parra o a casa de Gaviño como pasó una noche díscola. No hay un solo día que habiendo estado con Iñaki no lo haya reflejado en el blog. Es un personaje de tanto lustre como Fer, mi hermano, Gaviño y otros.
Iñaki Marieta nació en Donostia- San Sebastián en 1962, licenciado en filosofía por la Universidad del País Vasco, se doctoró en la Sorbona con la tesis Les catégories du monde physique chez Aristote; dirigida por el mayor especialista del mundo en Aristóteles que es Pierre Aubanque. Ahora es profesor titular de filosofía de la Universidad de La Laguna.
Iñaki ejerce también de pelotari y bertsolari, tenuamente afrancesado, y excesivo, de puro vascongado que es, pero en el fondo es un griego que una noche llegando a Atenas vio el Partenón iluminado y fue tal el magnetismo que ascendió a él prescindiendo del tráfico.
- Jose mari, me puse en jarras y me sentí inmortal, ni los misiles hubieran acabado con aquel momento en el que a través mío se resumía el pensamiento y la fiabilidad del mundo- o algo así me dijo.
Iñaki no fue con el miedo a la decepción que le podía producir Grecia a Heidegger cuando su esposa Elfriede le invitó a aquel viaje por el Adriático que tocaba Grecia, ya siendo ambos setentones.
Iñaki es un profesor que sí sabe griego y que a diferencia de Nieztsche y Hölderlin “dos de los más grandes “creyentes” contemporáneos en Grecia”, también ha pisado suelo griego.
1 comentario:
El azar me ha llevado a teclear este nombre que para mi tiene tanta fuerza: Iñaki. Fuerza física -indudable- pero sobre todo una fuerza interior que sale a borbotones hacia cada punto cardinal. Un derroche tal de sentimiento envuelto en ráfagas de poderosa pasión dialéctica que abruma. Este es el Iñaki que quienes bien conocemos entendemos y nos contagia fortaleza.
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