martes, octubre 19, 2010

El ser epifánico y el ámbito claustrofóbico

Esta mañana cuando me encontraba en el ámbito claustrofóbico en el que florecen los minidiálogos, micronarraciones, sociabilidad blanda ¡cuántas veces cursilona!, compacta atonía humana y aburrimiento mortal, y caía esa pertinaz llovizna de la profesionalidad que todos profesan con rigor escolástico, se produjo la epifanía que desveló a un ser que yo conocía de vista.
Su aspecto sistémico y funcionarial, barbas progresistas con el característico tufillo rancio de finales del S XVIII ó XIX y de fundamentalismos posteriores, me inducían, por cautelas inconscientes, a no tener ni idea de quién era ni a recordarle. Le había visto recién en su lugar habitual pero ni lo he reconocido (cada vez me parezco más a Rafa); uno debe defenderse, es por ello.
Bueno, pues estaba con Rafa, aquejado a su vez de actitudes monistas sucesivas -lo que es frecuente en el espacio claustral: uno solo está para una historia y no puede integrar asuntos dispares, si escribiere no podría hablar  simultáneamente- cuando me he puesto a hablar con el ser de la epifanía. Pronto he descubierto que era un ser impropio del cerrado y me he puesto a evaluarlo. Al poco he tenido que reconocer que sí, que era una epifanía que procedía de los mundos abiertos, lo que casi me llega a afligir, pero por él. El ser epifánico vive la libertad y ama la vida con intensidad.
- Veías a orillas del caudaloso río bañarse a las niñas de 17 años (estoy por decir que dijo 15), ¡qué hermosura!
He pensado “ten cuidado con lo que dices. En este país gobernado por científicos sociales, filósofos, antropólogos y pensadores te pueden estigmatizarte con la legislación de género, por poco moral e inigualitario; tú no sabes dónde estás, esteta naturalista hedonista”. Solo se me ha ocurrido decirle “a mí me gustan los bares” y me ha contestado “a mí también”, con complicidad. Y me ha regalado una tarjeta.
He sentido un subidón de naturaleza y libertad en el ámbito claustrofóbico, cuya condición no tiene que ver únicamente con las características físicas del medio. En absoluto.





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