jueves, julio 19, 2012

Mucho cuidado con los chivos expiatorios

Aullaba la memoria histórica porque no la habían dejado ser –¡en 30 ó 40 años!-, y por eso   se revolvía  fogosa, justiciera, se había erigido en cuestión de vida o muerte, era unánime su necesidad y  la exigencia de reparación, para todos. Ayer mismo. Agitadores oportunistas y cándidos  conservadores.
Urgía el combate final  contra el franquismo,  retroactivo  y contra los nietos o biznietos presuntos, y contra el nacionalismo español y contra la guerra. La España ardiente, centinela, insomne, sedienta de Justicia y causas, siempre enfrentada a  la nada de la vida ordinaria.
De repente todas las consignas, las causas imperiosas de justicia se han vuelto a enterrar con idéntico capricho a cuando se urdió manufacturarlas. Ayer mismo.
Ahora  la Memoria histórica, el nacionalismo español, el franquismo son los políticos. El ámbito:  los derechos Naturales como crepitante   fogonazo iusnaturalista. El titular: el Pueblo víctima.
Nunca me han interesado los políticos, en especial los de la última época, sin embargo tengo una fe ciega en el pueblo ebrio de legitimidad, herido, encrespado, rugiente, altar de todos los derechos, divinidad impune, rompeolas de los que osan recabar la condición común humana.
Todos se han vuelto pueblo, la afiliación se está haciendo masiva, ya  sienten su calor, su fuerza y sugestibilidad (¿algo más infalible?), ahora es el momento para la gran proyección griega (moderna), y el de la sedición -todo escrito- contra  los que  ayer  eran los grandes conductores de consignas e inventos: los  políticos.
La historia es pavorosamente cierta e idéntica,  previsible y escrita,  incluso no puede haber nada sin chivos expiatorios. Estamos todos con las medidas  justas,   en los mismos  territorios, en la misma proporción. A mi me corresponde estar con los que  siempre se  quedan solos, pero no por ello voy a dejar de advertir sobre los chivos expiatorios. No es ningún éxito las manifestaciones con policías que desafían uniformados. Estáis jugando con fuego. Todo es muy imprevisible y peligroso, aún faltan días muy aciagos. Todo siempre idéntico. ¿Acaso no lo sabéis?
 Enfrente no están los americanos ni los judíos, sólo alemanes, austriacos, holandeses, finlandeses… Una novedad desconcertante. ¿El enemigo?
Cabrían quizá algunos análisis, recuento de actos y datos, restauración de hechos, incluso mentalidades, principios, historia… quizá cabrían perspectivas interesantes ya esbozadas, antes que el eterno mecanismo chivo expiatorio. Pero ya llevamos muchos años prescindiendo de todo ello, fortalecidos con consignas y pancartas,  logomaquias  de cafeterías, en estándares de opinión sudorosa.
Mucho cuidado, porque todo es  demasiado igual, y esto no va a ser  episódico.

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