sábado, mayo 04, 2024

Regreso con las orejas tiesas al Athletic Club de Bilbao

 Ayer Día de la cruz, fiesta en Santa CRUZ de Tenerife, por si alguien se hiciera cábalas y estuviera particularmente interesado en el por qué y no lo encontrara. Pues, por eso. Hemos vuelto a bajar al centro. Ando tan poco que es como si tuviera la boca seca de ganas de andar
La rambla llena de cruces y peatones, cuando de ordinario es casi imposible  ver  gente un domingo. 
-Sales vestido como un machango (canarismo).
-Ya lo sé, es deliberado- contesto
Escribo sin parar , es la edad invernal que decía Paul Auster. me gusta un millón de veces más su mujer Siri Huvstedt escribiendo, mucho más lista, infinitamente más preparada y completa y buena-deslumbrante.... también escribiendo. 
Mi inaudito regreso al equipo de mi ciudad natal se produce por el fenómeno sociologico, antropológico, tan excepcional,  producido, no por ganar la Copa del Rey en tanda de penalitis, sino por la concentración papal o mariana o chiíta, a orillas de la Ría de Bilbao, Un millón de personas que no hay; que ha optado  por la absoluta homogeneidad (como escribía Antonio Elorza) de la sociedad monocromática nacionalista, con un PSOE que sin visos de optar al poder se ha quedado en partido bisagra  y escueto entre nacionalistas, insumo, subsidiario, apéndice del nacionalismo monoteista vasco.
Nadie va a asociar estos  dos acontecimiento casi sincrónicos, porque son dos. Una sociedad monolítica, gregaria, comunalista, endogámica, organicista, de  acerva religiosidad todavía (de religare: comunión), vuelta sobre sí y etnicista, paricipativa y fundida en PUEBLO (sacrosanto y humillado como Cristo, víctima), que repele con igual ahinco la individualidad que cualquier disidencia. No conciben las afueras solo el mismo centro.

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