Otro lunes, me he reído con Fernando Savater en The Objective, donde se han refugiado los elementos de mayor rango, hasta Juan Luis Cebrian (God save the Queen) pasando por Antonio Caño y literalmente toda la intelectualdiad de la entonces izquierda pensante (que existió). Escribía Savater que cuando frecuentaba círculos izquierdistas se decía que a los jueces no les podían elegir los jueces que no les había votado nadie, y comenta Savater, a los ciudadanos tampoco. A los políticos las listas, añado yo, de las castas de burócratas. Es el puño de la lógica y la razón (si lo entienden) y el humor que empina y descorcha el razonamiento
En cualquier caso voy terminando el libro sobre la Nueva historia mínima de Mexico, del Colegio de España, que resultó una historia idonea para el cine, tantas pelis vistas, solo afluyen imágenes de Villa al norte, Emiliano Zapata, Carranza, Huerta, Itrubide (baskisch), Porfirio Díaz/el porfiriato (no del cine, sino de Octavio Paz me rsuena) Los tenía totalmemte desordenados. Una historia más complicada de la creida. Con lo minimalistas que son las historias de Euskadi y Cataluña, tan sucintas, folclóricas y agrícolas. Antiguo Régimen,
Toda la vida entre progres, pero estoy teniendo la reparación desde hace años de no cruzármelos; la repetición, las consignas, lo siempre previsible, el eco, la resonancia magnética, el ruido de la taladradora, el saber en todo momento lo que van a decir, el individuo transparente y repetido, la persona eterna y virtuosa, la moral impostada y afectada.
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