Se podría escribir tesis, reportajes, libros o hacer documentales de la utilización de Hamás y sus bandas de hooligans de los niños en favor de la guerra sin cuartel, cruenta e incondicional. Con una clara apuesta martirológica. Esta torpe cartelería de arriba tan chusca y artificial, de utilización artera nuevamente de niños, muestra la falacía propagandística, el victimismo preventivo pero sin ninguno de los derechos de la infancia (A Gaza le hace falta un cuerpo de fiscales de menores y literatura y cosas de niños). Las redes están llenas de fotos y videos de Hamás y sus Einsatzsgruppe con niños, militarizados con fusiles de verdad o de madera, uniformados, y en litiurgias de muertes, mártires, secuestros y ejecuciones. Están ahí, gustan de las atrocidades cometidas y las que ensayan con niños. Nada, que ya lo habían puesto en 2021. Son la rehostia. El rey Mohamed VI trata de velar por los intereses reales, objetivos y futuros del país, se muestra comedido, que aplaudo. Menos mal, ante pleamares de sugestibilidad paroxística. Los inteligentes con relaciones con España, callan, saben que todavía faltan las consecuencias serias -que van a modificar el mundo que conocemos-, de todo lo que está pasando y está por pasar, lo que vendrá después, si lo huelen. Quiza intuyan cuales van a ser las fotos del futuro. Solo los botarates hablan y arengan, arengan y sacan pecho de fedayin como si fueran los niños disfrazados de Hamás. No sospechaba yo ni por lo más remoto que Europa (los fedayin llaman Occidente) pudiera cambiar con dos envites muy fuertes al norte y al sur, cuando se ha visto obligada a definirse y afirmarse. Supongo consecuencias internas muy importantes.
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