Abdelkader Chaui fue premio nacional de creación literaria de Marruecos de 2000 y es uno de los grandes de la literatura marroquí en lengua árabe. Novelista, ensayista, crítico e historiador literario, Mohamed Chuckri lo consideró el máximo estudioso del memorialismo de ese país. De 1974 a 1990 estuvo preso por pertenecer a un grupo marxista leninista. Fue embajador de Marruecos en Chile durante 5 años y antes desempeñó
servicios diplomáticos en Madrid.
Me cabe el honor de editar por primera vez a Chaui en castellano: Marruecos alegórico: ensayos de literatura y cultura, el primero escrito y publicado en español directamente, al haber sido traducido ya en otras ocasiones.
Vi mientras estaba con las correcciones que la forma de escribir contiene singularidades, atmósferas o un pulso que remiten a otro español (idioma), más que a la propia forma retórico expresiva del autor, sino a otras estructuras, a demoras en la sintaxis con cualidades muy originales y sesgos de gran belleza. Incluso a una filosofía que se va haciendo con la propia ordenación discursiva, a lo que es absolutamente proclive Chaui.
Las puntuaciones parecieran que son los puntos y diéresis de la sensual y ondulante caligrafía árabe, y que con un uso tan coherente, fijo y terminante me estuvieran señalando respiración, paradas, reanudaciones, intersticios y pensamientos filtrados entre las propias oraciones.
Crees intuir una estructura narrativa que también se escribiera de izquierda a derecha, que postergase deliberadamente el núcleo del mensaje, tras ondulaciones y circunvalaciones para mejor administración de la intención del significado; que la linealidad fuera una urgencia innecesaria.
En el caso de Chaui su pensamiento abstracto de intelectual frondoso y autoridad, permite reconocer los actos de creación de cada frase. Se trata de árabe escrito en español, un español impoluto pero mestizo. Un adelanto y anticipación del futuro.
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