Sarito me reprochó este look tan inverosímil, que así no podía subir a La Laguna. En el gueto progre provinciano de La Laguna están muy acostumbrados al disfraz y no al estilazo de la Musa, o el mio propio de ayer.
Según XY soy un africanista, y que debería ir también con ellos a Egipto en octubre, pues no, soy africanista del Magreb. Con los 4 primeros libros de mi colección que edito en la bolsa, que regalé a abogado
Aquí he salido con una pinta de gay que no puedo con ella, parece que tengo la pluma de los indios pueblo (Nuevo México) ¡qué barbaridad! delicado, sensible, poeta, pintor. Igual fue porque me descuidé al no parar de decirnos "mariconson". Fue la última posada donde repostamos, un hotelaje de medioaltostanding
los dos cojitrancos XY y Abogado. Mientras tomábamos el aperitivo, aparecieron unos viejos amigos profesores de universidad, él un pez gordo, nos acoplamos de inmediato y hemos quedado en llamarnos la semana que viene. Todo fluyó promisorio. Le dije, yo te hacía consagrado al laboratorio, hasta que leí que no. Y me contestó, sabes: soy un nómada del conocimiento, a lo que opuse fascinado: la semana que viene os llamo.
Le dije a Sarito, a que yo soy simpático, divertido y gracioso, y me contestó, desde luego que sí.
Sarito que es un mastín canario verde, le llamé al mediodía a Abogado que les invitábamos a comer, y como este es dado a la sumisión y subordinación en todos los escenarios, me dijo, espera, que se lo consulto a Sarito, sin terminar oigo SÍÍÍ. Tomamos cervezas, fuimos a comer cochinillo, gin tonic a la fresca, y cervezas en el hotelaje. No me detesta.
Aun siendo tan hostil a la humanidad y el capitalismo, los pasamos tan bien que ni se fue a echar la siesta y se quedo hasta que sobre la Trinity Avenue se cernió la noche más oscura.
Le profundizo:Te das cuenta que conmigo no te vas a echar la siesta, presa del aburrimiento. Reconoce: Si, Lizundia.
Aquí la Musa, una bendición, un santuario, una consigna. Una aparición con su estilazo implacable. Le tuve que regalar una flor que bienaceptó
Aquí la Musa, una bendición, un santuario, una consigna. Una aparición con su estilazo implacable. Le tuve que regalar una flor que bienaceptó