Me manda esta foto mi hermano de su última comida con sus
compañeros del instituto con una pregunta: ¿Estoy integrado? Algo que le
pregunté en su día, de forma que cuando
van de comida, con una frecuencia de cuadrilla vasca, se encarga de mandarme fotos, con la
misma frase que se contesta en el mismo acto de proponerla. La semana pasada
terminada la conferencia y tras cuchipanda en el Atlántico va y me pregunta,
como si fuese yo (que hago ese tipo de preguntas) ¿quiénes hemos estado?
Está contentísimo en el instituto, como nunca le había
visto. Me ha explicado muy bien la forma de ser y los valores de los
profesores. Me los describió perfectamente, con diferencias enormes y
sustantivas con los Srs Advocats. Yo también me puse a escribir en un post de
hace tiempo sobre los últimos y me salieron un montón de adjetivos que tenían
plena concordancia con sus valores y actitudes. Algo
en lo que no había reparado. Dentro se te escapa todo, pero te conviene que sea
así. Uno intenta sobrevivir y no obstaculizarse, ponerse trabas sicológicas
mayores que las que ya tiene. Mi hermano y yo ahora, los dos fuera
ya, es cuando cobra la auténtica dimensión
y relieve la figura del Sr. Advocat.
He descubierto –dentro si lo haces te amargas más- la absoluta
incompatibilidad psicológica y de forma de ser mía con esa figura. Mi gran
recuerdo y la satisfacción que albergo
de mi paso por ella, es el haberme demostrado lo importante que es amoldarte y
sobrevivir en la incomodidad, en lo ajeno y refractario a ti. Buscar los
resquicios para moverte mejor, con lo que es propiamente tuyo. Todo eso lo hice
y me siento orgulloso de haber podido hacerlo. No es esto con lo que se
identifica un ex Sr Advocat, ya lo sé. Pero casi ni recuerdo de cuando estaba en la
función y menos la figura. Viene a ser
como si no hubiera estado nunca. Mi propio ser (o mi ser más propio, Heidegger) era algo
extraño a la profesión por lo que bajo ese prisma forzosamente es como ahora puedo
mirarlo.
Desde fuera se ven mucho mejor las cosas que desde dentro,
hay perspectiva, me pasó con el País vasco, lo que te precedía y veías natural, como un sólido orden de las cosas, en absoluto eran como te venían dadas. Siempre he
presumido saber de lo que me resulta fácil escribir y de lo que no. Después de la intensa adjetivación
que hice de los Srs "A" supe que yo podía escribir un libro sobre esos
Srs. Porque nadie como yo, y con un par de habilidades, había estado con ellos.
O si fuera otro pertenecido. Pero, no gracias, solo fue un pensamiento voladizo. Incluso asustadizo.
En el próximo Mácaros
tenemos el Tractatus de Wittgenstein. No lo pude leer: muchas fórmulas
matemáticas, pero ahora no lo encuentro. Mejor, pero tengo 4 ó 5, dos muy
amenos e instructivos porque uno es biográfico con mucha de su filosofía y el
otro es sobre él y la Viena de comienzos del SXX, algo excesivamente sublime.
Todas las artes, pensamiento y tipos inigualables allí rebullían. Mira por donde, ahora que lo
pienso no sale un solo Sr.
Veamos algunas hechos
de nuestro autor (por cierto: el mundo
no está compuesto de objetos, sino de hechos). Bertrand Russell comentó que se sentía feliz
cuando se demostraba que algo no podía saberse. También mostrar algo por lo que
no se decía.
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