sábado, julio 23, 2016

Tucson Arizona, el bohemio literario

Hay un tipo de persona a las que la vida les ofrece un ramillete  de oportunidades y dones, incluso contrarios y encontrados. Solo unos elegidos  son capaces de alcanzar la coincidentia oppositorum. Otros carecimos de recursos psicológicos, existenciales, morales y aptitudes para habernos  decantado por una sola cosa que no nos ocasionara excesivo dolor y rechazo. A la vez que no éramos capaces de barruntar siquiera  lo que nos podía atraer más que otras cosas. Fue exactamente mi caso. Esto quedó fuera. Lo único que me interesaba realmente fue la política. También sin encontrar acomodo. Limitadas así las cosas, el asunto  consistía en emboscarse en los límites de la ciudad, en los  jardines suburbiales, tratando de fijarse en unos estándares mínimos que copiar, lo más soportable en principio. Aunque teniendo siempre presente y ya experimentada la búsqueda insaciable de la  derrota, la complacencia íntima autopunitiva, el progreso en los eslabones secretos  de la cadena del perdedor, la atracción por la caída, el vacío,  la transvaluación de todos los valores (Nietzsche), el sabor dulce y amargo de la autodestrucción, tendencias  y propensiones que tienen su lado sumamente indecoroso y que les resta mérito y los invalida, que son la autocompasión y la queja. Esta sombra maculante es la que seguramente con el tiempo evitó dejó las cosas en tentativas bastante infames. Tucson lo sabe muy bien, porque es un bohemio literarios fruidor de perdedores, canallas, malditos y autodestructivos. Con razón en los triunfadores no hay atisbo de poesía, tampoco es posible el arrebato estético, son seres incompletos, sin concavidades y vaciados, solo convexos y metalizados.




¿Cómo son los abogados  de la calle Serrano?, pues como Repsol. El abogado junco, estilizado, bronceado, pura energía y resolución, impecablemente vestido sabedor de que la elegancia con poso siempre  es sobria, y siempre es medida y oportunidad. El patrón del clasicismo.Sin embargo Repsol con su Tucson coche se perfecciona. Es un coche de altísima gama y precio, bicolor, techo negro. Es importante el matiz por su simbolismo. Los negocios reclaman siempre la nota deportiva e informal, la bifurcación a  la naturaleza y el deporte.
Pero como principiábamos, este abogado estilo Repsol se balanceó  tras unas pocas borracheras de cierto relieve, entre seguir la orientación Repsol  o rendirse a Tucson Arizona que cantaban los Beatles. Optó por lo que había menos papeletas, con todo en principio en contra, pero sabía lo que se traía entre manos. Es la opción más respetable para mí que conozco. El pudo ser otras cosas, tenía más aptitudes y dotes. Hubiera podido ser escritor, compositor, crítico musical tipo Manrique, director y  promotor de revistas y cosas así. Es un hombre de la cultura, hace 100 años hubiera sido un abogado ateneísta, de una sola obra literaria, como los grandes. Después de escritor ágrafo es el mayor rango. 
De copas Repsol (abogado Repsol) se hace Tucson. Le puedes hacer cualquier pregunta a la que no puede darse una respuesta cabal, o comentarios con poco sentido, y él te sigue la corriente  como  si fueras un demente. Si le dices   que sus amigos son unos pijos, él no te lo matiza, da por bueno, incluso sólidos tus juicios; si le dices que sus seguidores, a los que pastorea como Heidegger al ser, porque se ha constituido en su maestro, son gente fundamentalmente balbuciente, ni te contesta. Estos son tipo clase media bien vestida que ha consumido cultura, la que menos esfuerzo  exige y a los que la comandante formó y constituyó en el patio de armas.  Uno de ellos solía decir por una fiesta próxima “la vamos a armar”,  como si fuera el no va más de la diversión. Luego son alicaídos, despresurizados, vitalmente  vegetarianos y abstemios que odian la carne roja.
Le dices por estos hooligans de seminario  que son untuosos y te vuelve  a seguir la corriente. Salvo que comparta en parte  la diagnosis porque es científica.
El me valora mucho, porque sabe que en Baltimore o en Heroica Nogales consumaría una propuesta en su día  desechada. Y que a él como gran lector le interesa.



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