domingo, julio 17, 2016

Impaciencia

del ABC
Ya hemos hecho la reservación del hotel de las Palmas, el Parque, que nos ha dado habitación con vistas  al parque por ser clientes. Estoy impaciente por asistir a la  recepción del Consulado de Marruecos, debe ser porque  no paro de trabajar en el Sáhara y Marruecos. Meto un montón de horas  al día, por lo que es posible que lo termine este verano, creo que  sí.  Estoy muy contento por lo que descubro. Abordar el tema  desde donde no se ha hecho nunca, y de repente hacer frases o tener ideas y palabras acertadas me hace  feliz. Sospecho que voy a seguir siendo invitado a perpetuidad por el Consulado de Marruecos. Siguiendo al Niño he metido bibliografía, y le he dado un toque académico. Donde no creo que vaya a ganar amigos es en las universidades  canarias. Me dan importancia por omisión y por alusión. Que es mucho.   
Ayer a la mañana  mi hijo me comunicaba su salida de  Guinea a  -Frankfurt–  Washington. Me contó la semana pasada  cosas divertidas de su exchófer   (le llama el extorsionador) que le puso hace dos años el Ministerio y al que no obstante E. le daba propinas. Le  vio por la calle  y le paró,  si  no le  había traído  un móvil -"tiene uno mejor que el tuyo y el de Mamá juntos"-y por qué no le había avisado. Que él no llama, que le asignan coche, le contestó.
Cómo le escribió a Washington para que le comprara algo  "yo no te lo voy a pagar",  le dijo que “con cuentas bancarias  de 4 números -que le mandó- es imposible comprar algo, como entenderás”.
Se lo vuelve a encontrar otro día y le dice el extorsionador a E. “me tienes abandonado”. “No, a ti no, a quien tengo abandonada es a mi mujer”. Resulta que ahora  en el Banco Mundial  hay colombianos y  franceses que ya conocían a E por el extorsionador,  que le  pone de ejemplo. Pero ellos no ceden.
El  fin de semana tenía una fiesta  con colombianos.  Deben ser tipo  vascos: el Uno primordial.  Los conoció cuando estuvo en la  OEA en Washington, no conocía  aún Colombia y no eran paisas todavía, deben ser muy filogenéticos   Y para rubricar, ontogenéticos. Me habla  del español bien hablado de Guinea, los  modismos que utilizan por ejemplo:  harina de otro costal.
También  me escribe que hay una radio de esas de Internet muy selecta y escuchada de  muy   interesantes periodistas. Alguien propuso el tema del sindicalismo y mi hijo le habló a una de las responsables de mí, con la que tiene contacto. Le respondió al instante y le dijo que querían algunos  cambios. En septiembre  les recordará. Ahora el que me  puede ayudar es mi hijo, que  no vive en España.
Dice    el escritor Richard  Ford que no hay escritor que no se abochorne de algo que haya escrito. Richard Ford. Por eso no me atrevo con mis libros, salvo alguno. Ruinas del sindicalismo, que es el llamado a no abrirlo nunca, lo abro.
Hasta ayer no pensé en la presentación   de ese libro en la Económica  de la Laguna y que es con audiovisual, de lo que ni me había acordado.    Y me interesa, porque  hablaré  para el audiovisual. Ando con papeleos   que no acabo de hacer  (no empiezo). Me quejo y me dice XY esta mañana: tú estudiaste derecho y  fuiste abogado. Así, literal, de primeras. Se ve que no hay nada estancado.  Gracias por decir las cosas  tan bien –lo que es que te conozcan-, le  respondo y me he puesto a hacerlo.
Hay grandes diferencias entre escribir sobre el Sáhara, desde perspectivas radicalmente nuevas y sobre sindicalismo. Mientras  sobre el Sáhara me comen los libros, sobre sindicalismo no hay absolutamente nada que leer. Es lo antiintelctual, acrítico, escenificado y delirante, ramplón por excelencia. Te sirve de sobra lo que leíste, tu vida y lo  vivido. Dada la imposible mínima sintonía, la percepción y reflexiones propias no las tienen  ni uno solo de dentro, alrededores, peña vitalicia y posados que duran toda una vida, en una teatralidad como de combate y trinchera.
Espero ofrecer un audiovisual bueno, como el libro, es imposible que algo  de ese mundo (laboralismo  y sindicalismo) pueda quedar  para el futuro, pero si algo quedara sería lo único que de verdad ha tenido algo de interés (pero tan sólo comparativamente). Porque lo que correspondía era el desprecio y la distancia más gélida. No fue posible.


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