del ABC
Ya hemos hecho la reservación del hotel de las Palmas, el
Parque, que nos ha dado habitación con vistas
al parque por ser clientes. Estoy impaciente por asistir a la recepción del Consulado de Marruecos, debe ser
porque no paro de trabajar en el Sáhara
y Marruecos. Meto un montón de horas al
día, por lo que es posible que lo termine este verano, creo que sí.
Estoy muy contento por lo que descubro. Abordar el tema desde donde no se ha hecho nunca, y de
repente hacer frases o tener ideas y palabras acertadas me hace feliz. Sospecho que voy a seguir siendo
invitado a perpetuidad por el Consulado de Marruecos. Siguiendo al Niño he
metido bibliografía, y le he dado un toque académico. Donde no creo que vaya a
ganar amigos es en las universidades
canarias. Me dan importancia por omisión y por alusión. Que es mucho.
Ayer a la mañana mi
hijo me comunicaba su salida de Guinea
a -Frankfurt– Washington. Me contó la semana pasada cosas divertidas de su exchófer (le
llama el extorsionador) que le puso hace dos años el Ministerio y al que no
obstante E. le daba propinas. Le vio por
la calle y le paró, si no
le había traído un móvil -"tiene uno mejor que el tuyo y el de Mamá juntos"-y por qué no le había avisado. Que
él no llama, que le asignan coche, le contestó.
Cómo le escribió a Washington para que le comprara algo "yo no te lo voy a pagar", le dijo que “con
cuentas bancarias de 4 números -que le
mandó- es imposible comprar algo, como entenderás”.
Se lo vuelve a encontrar otro día y le dice el extorsionador
a E. “me tienes abandonado”. “No, a ti no, a quien tengo abandonada es a mi
mujer”. Resulta que ahora en el Banco
Mundial hay colombianos y franceses que ya conocían a E por el
extorsionador, que le pone de ejemplo. Pero ellos no ceden.
El fin de semana
tenía una fiesta con colombianos. Deben ser tipo vascos: el Uno primordial. Los conoció cuando estuvo en la OEA en Washington, no conocía aún Colombia y no eran paisas todavía, deben
ser muy filogenéticos Y para rubricar, ontogenéticos. Me habla del español bien
hablado de Guinea, los modismos que
utilizan por ejemplo: harina de otro
costal.
También me escribe
que hay una radio de esas de Internet muy selecta y escuchada de muy interesantes periodistas. Alguien propuso el tema
del sindicalismo y mi hijo le habló a una de las responsables de mí, con la que
tiene contacto. Le respondió al instante y le dijo que querían algunos cambios. En septiembre les recordará. Ahora el que me puede ayudar es mi hijo, que no vive en España.
Dice el escritor Richard Ford que no hay escritor que no se abochorne
de algo que haya escrito. Richard Ford. Por eso no me atrevo con mis libros,
salvo alguno. Ruinas del sindicalismo, que es el llamado a no abrirlo nunca, lo
abro.
Hasta ayer no pensé en la presentación de ese libro en la Económica de la Laguna y que es con audiovisual, de lo que
ni me había acordado. Y me interesa, porque hablaré para el audiovisual. Ando con papeleos que no acabo de hacer (no empiezo). Me quejo y me dice XY esta mañana:
tú estudiaste derecho y fuiste abogado.
Así, literal, de primeras. Se ve que no hay nada estancado. Gracias por decir las cosas tan bien –lo que es que te conozcan-, le respondo y me he puesto a hacerlo.
Hay grandes diferencias entre escribir sobre el Sáhara, desde
perspectivas radicalmente nuevas y sobre sindicalismo. Mientras sobre el Sáhara me comen los libros, sobre sindicalismo
no hay absolutamente nada que leer. Es lo antiintelctual, acrítico,
escenificado y delirante, ramplón por excelencia. Te sirve de sobra lo que
leíste, tu vida y lo vivido. Dada la
imposible mínima sintonía, la percepción y reflexiones propias no las tienen ni uno solo de dentro, alrededores, peña
vitalicia y posados que duran toda una vida, en una teatralidad como de combate
y trinchera.
Espero ofrecer un audiovisual bueno, como el libro, es imposible
que algo de ese mundo (laboralismo y sindicalismo) pueda quedar para el futuro, pero si algo quedara sería lo único
que de verdad ha tenido algo de interés (pero tan sólo comparativamente).
Porque lo que correspondía era el desprecio y la distancia más gélida. No fue
posible.
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