Leyendo la entrevista a mi admirado George Steiner que hoy
sale en Babelia de El País, aparece su crítica del psicoanálisis que ya conocía, pero nada sabía de la cita de
Karl Kraus sobre el piscoanálisis, cuya fobia también me era conocida. Ambos
son vieneses, o casi, y judíos.
Leí “Los últimos días de la humanidad” de Karl Kraus, del célebre periodista satírico, hacedor de grandes aforismos, judío renegado, poeta, dramaturgo... El libro
me decepcionó, no cubría las expectativas que me había hecho de él, tan citado
por autores que admiraba.
Fundamental: creó la revista Die Fackel (La antorcha). Así
como no recuerdo nada del libro de Krauss,
solo que no le pillaba la gracia y no me interesaba, sí recuerdo otro hecho que tiene que ver con él o su revista. Los padres de
André Glucksmann (el filósofo francés muerto este año) se conocieron en
una esquina de Jerusalén en los años
treinta, al reconocer esa revista en las
manos del otro. Decidieron, en lugar de quedarse a salvo en Palestina, ir a Francia a combatir al nazismo. Así lo decidieron y así lo hicieron. El padre de Glucksmann murió a
las primeras de cambio, supongo que con armas en las manos.
Karl Kraus abjuró del
judaísmo, no sin denostar antes con ganas a Theodor
Herlz, y Wikipedia me dice que se hizo bautizar
católico, ¡qué menos! siendo austriaco. Normalmente quien abjura de una
religión y abraza otra, o le suelen
expulsar (Spinoza) o se va, lo que hizo él.
Karl Kraus tuvo una
suerte infinita: murió en 1936. A
los nazis les hubiera dado igual su
antisemitismo, ya que hubiera
prevalecido su judeidad. Creo que lo dijo Primo
Levi, estar por ser judío en un campo de exterminio sin haber dado ninguna
importancia a esa condición, era lo peor
que te podía pasar, como es
lógico. Y lo mejor: ser comunista, el yihadismo de la inmediatez terrenal, la
Historia y el Partido.
Tras este circunloquio, a lo que iba: lo que Steiner cuenta de Kraus. Dijo.
El psicoanálisis es la única cura que se ha inventado su
propia enfermedad. Es genial, para mi Kraus siempre es genial en
boca de terceros. Ocurre que es la
pura verdad, ya que eso es precisamente
la neurosis. ¿Habrá un mecanismo más
neurótico que ese?
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