Ayer tocó EL malestar en la cultura de Freud, el catedrático
me animó a que “oficiara” en la cena del Oliver de ayer de
la tertulia Mácaros, por lo que volví a leer el libro. Lo que se relee no es lo que se leyó por primera vez. Ahora
disfruto de su capacidad narrativa.
Maravillado por el alto nivel de pensamiento, de disección del interior del
alma humana, asocio con amargura y pesimismo
que ese libro es coetáneo al ascenso del nazismo. Cuando parecía que con
esos materiales quedaban expurgados los peores males de la humanidad… ¡ay ingenuos
progresistas, qué anhelantes sois!
No hay Freud sin
Lacan. La gente no sabe de psicoanálisis
a pesar de que sus categorías
articulen parte de nuestra visión
del mundo. Somos con Freud, nuestras prenociones y a prioris antropológicas lo integran. Si exceptuamos a mi hermano, que normalmente
suele comprender las cosas, que es distinto a saber, casi nadie sabe y menos comprende el psicoanálisis, desde luego no está vigente. Cosas en las que
se precisa la comprensión. Lacan es aún menos conocido
Tuve bastante conocimiento de psicoanálisis y, de lo que me
he acordado recientemente también sobre
el tema vasco y ETA. Llevo más de 100 artículos
publicados en El Día en 2 años y ni una sola vez he escrito de
política vasca. Tanto me interesa. Sí de
Bilbao y otro del Guggenheim, mientras en
Diario de Avisos no paraba, también eran otros tiempos. Haber conocido bien y por
dentro el nacionalismo es interesante, porque conoces en vivo un tema candente y
que asola a la humanidad.
El psicoanálisis ha sido vencido por terapias conductistas o de grupo y la inculturación de la sociedad, y sobre todo por la farmacopea o la biología. Lo que no ocurre con el nacionalismo, por desgracia.
El psicoanálisis ha sido vencido por terapias conductistas o de grupo y la inculturación de la sociedad, y sobre todo por la farmacopea o la biología. Lo que no ocurre con el nacionalismo, por desgracia.
La mayoría de Mácaros
son intelectuales, es decir gente que se pasa la vida leyendo, discutiendo, estudiando. Es una cosa que he descubierto
tarde, mi sicología siempre ha sido
anti-intelectual, no a-intelectual,
jamás ha centrado mi vida, sino
hasta ahora. Y no tengo sus
vicios, constantes, síntomas, tengo otros
más hedonistas, aunque dando
mucha presencia a la angustia, hablo en pasado. El que destaca es Juan- hay
competencia-, el más joven y sabido de
todo, menos psicoanálisis. Ayer me sorprendió pues resulta que tuvo varios grupos de rock en Madrid. Actuó en la sala Sol y otros templos, sabe una barbaridad de música, armonía y esas cosas. En la cena a cuenta de
sus tantas cosas ocultas, me dice: "mis amigos de Madrid no se imaginan que venga
a estas tertulias".
El catedrático sufrió un brote psicótico y provisto de un
pizarrín, lo llenó de logaritmos, derivadas, integrales, conjuntos y subconjuntos para iluminar a Freud,
exponiendo nada relacionado con él, pero que lo debía aludir por inferencia y oportunidad. Hizo de El malestar en la cultura un asunto de
crisis de complejidad, mecanismos cibernéticos, procesos adaptativos. Mientras yo le rogaba que no nos docenciara
tan literal y funcionalmente.
La nota freudiana corrió a cargo de Atroz, como si fuera un
día de batalla y se comprara la habitual tortilla de patatas en Mercadona, se
pidió una, con unos 8 panecillos, que comió de forma espectacular : con cuchillo y tenedor como si fuera un flan.
1 comentario:
JAJAJAJAJAJAJA
lástima no haber podido ir
Salud EDH
Publicar un comentario