domingo, julio 10, 2016

Mácaros, el antiintelectualismo y Atroz

 Ayer tocó EL malestar en la cultura de Freud, el catedrático me  animó a que  “oficiara” en la cena del Oliver de ayer de la tertulia Mácaros, por lo que volví a leer el libro. Lo que se  relee no es lo que se leyó por primera vez. Ahora disfruto de su  capacidad narrativa. Maravillado por el alto nivel de pensamiento, de disección del interior del alma humana, asocio con amargura y pesimismo  que ese libro es coetáneo al ascenso del nazismo. Cuando parecía que con esos materiales quedaban expurgados los peores males de la humanidad… ¡ay ingenuos progresistas, qué anhelantes  sois!
No hay Freud sin Lacan. La gente no sabe de psicoanálisis  a pesar de que sus categorías  articulen parte de nuestra  visión del mundo. Somos con Freud,  nuestras  prenociones y a prioris  antropológicas lo integran.  Si exceptuamos a mi hermano, que normalmente suele comprender las cosas, que es distinto a saber, casi nadie  sabe y menos comprende  el psicoanálisis,  desde luego no está vigente. Cosas en las que se precisa la comprensión. Lacan es aún menos conocido 
Tuve bastante conocimiento de psicoanálisis y, de lo que me he acordado recientemente  también sobre el  tema vasco y ETA. Llevo más de  100 artículos  publicados en El Día en 2 años y ni una sola vez he escrito  de  política vasca. Tanto me interesa.    de Bilbao  y otro del Guggenheim, mientras en Diario de Avisos  no paraba, también  eran otros tiempos. Haber conocido bien y por dentro el nacionalismo es interesante, porque conoces en vivo un tema candente y que asola a la humanidad.
El psicoanálisis ha sido vencido por terapias conductistas o de grupo y  la inculturación de la sociedad, y sobre todo  por la farmacopea o la biología. Lo  que no ocurre con el nacionalismo, por desgracia.
La mayoría de  Mácaros son intelectuales, es decir gente que se pasa la vida leyendo, discutiendo,  estudiando. Es una cosa que he descubierto tarde, mi sicología siempre  ha sido anti-intelectual, no a-intelectual,   jamás ha centrado mi vida, sino  hasta ahora. Y no  tengo sus vicios, constantes, síntomas, tengo otros   más  hedonistas, aunque dando mucha presencia a la angustia, hablo en pasado. El que destaca es Juan- hay competencia-,  el más joven y sabido de todo, menos psicoanálisis. Ayer me sorprendió pues resulta que tuvo varios grupos de rock en Madrid. Actuó en la sala Sol y otros templos, sabe una  barbaridad de música,  armonía y esas cosas. En la cena a cuenta de sus tantas cosas ocultas, me dice: "mis amigos de Madrid no se imaginan que venga a estas tertulias".
El catedrático sufrió un brote psicótico y provisto de un pizarrín, lo llenó de logaritmos, derivadas, integrales, conjuntos y subconjuntos para iluminar  a Freud, exponiendo nada relacionado con él, pero que lo debía aludir  por inferencia y oportunidad.  Hizo de El malestar en la cultura un asunto de crisis de complejidad, mecanismos cibernéticos, procesos adaptativos.  Mientras yo le rogaba que no nos docenciara tan literal y funcionalmente.
La nota freudiana corrió a cargo de Atroz, como si fuera un día de batalla y se comprara la habitual tortilla de patatas en Mercadona, se pidió una,  con unos 8 panecillos, que comió de forma espectacular : con cuchillo y tenedor como si fuera un flan. 



1 comentario:

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJAJA
lástima no haber podido ir

Salud EDH