Aunque tarde había leído a Popper. Hasta hace años en todos los libros que compraba fuera ponía la localidad y el año. Ya no lo hago. Hay la misma razón que para hacerlo: ninguna. En uno de Popper pone “Madrid junio 2008”. Como voy tanto a Madrid supongo que fue por la graduación de E., en Políticas de Somosaguas. ¡Quién nos lo iba a decir!
Ayer empecé a releer los dos que tengo, uno es una autobiografía intelectual y me enteré de que el positivismo se fundamenta en las sensaciones, igual que Berkeley, incluso en el solipsismo, ese tipo de relaciones jamás hubiera osado pensarlas, pero Popper es muy claro.
Hoy después de meses he subido a Lemus, con la excusa Popper. Así he descubierto que el Ensayo en La literatura canaria se habían vendido todos los ejemplares (varias unidades). Los empleados además de ilustrados son muy divertidos y ocurrentes. He visto el libro de la hija de Esther Tusquets. La pobre se parece a su madre, salió en Babelia y la busqué en google, pero en la solapa se parece, me dice Víctor el de la librería, a Uma Thurman, ¡cierto! y nos hemos puesto a decir paridas una detrás de otra entre grandes risotadas dedicadas a nuestro ingenio dialéctico. Luego he ido al alto de ensayo, más de lo mismo con David. Quedaba 4 ó 5 tochos de Popper, a cuál más dantesco: tratados de epistemología, pensamiento científico, física…los abrías con sumo cuidado y te encontrabas con ecuaciones matemáticas… Queda todo lo dantesco digo, me contesta David claro, lo que no quiere nadie.
El sábado que viene no pienso quedarme con un gin tonic hablando sobre Popper hasta la 4 ó 5 de la mañana en los salones nobles de arriba, donde no está el piano. Con mi forma de comportarme casi boicoteo las reuniones: provoco, pontifico, descalifico, ocasionalmente tomo algún tertuliano como enemigo de clase. Creo que puedo dar la sensación de que no tomo en serio lo que más en serio parece que me tomo. Pero tengo la habilidad y educación suficientes para no llegar a cargarme las reuniones. En fin tengo mi propia panoplia de recursos de showman. Transijo mal con lo formal, serio, solemne, normativo y pautado. No sé llevarlo.
En navidades E calificó a alguien de algo, rematándolo con “además es un diletante”. Me apresuré a indicar: “como yo”. Se volvió sobre mí y muy seriamente apostrofó: “tú no eres ningún diletante”. Está por ver.
Llego del Oliver e incluso
con barbitúricos duermo 3 horas. Voy a coaligarme con mi hermano, para otro
golpe de estado ahora contra los científicos. Son tan normativos y morales, que
si no se lo leen entero no van, no como mi hermano que es capaz de decir de
Popper para justificarse por no leerlo que es muy superficial.
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