martes, febrero 24, 2015

El ego, la individualidad y el cuerpo

Todos aquellos que citaban a Walter Benjamin tenían crédito intelectual para mí. Leí lo referido a su estética, el concepto de aura en el arte, que me parecía un análisis original, su infancia en Berlín y poco más.

Es un filósofo sin filosofía. Sin sistema. Lo suyo es lo fragmentario, lo concreto, los hechos anodinos de la vida, su significado dentro de su irrelevancia y reiteración. En todas sus facetas de pensamiento es así.
He leído un libro sobre él del gran cabalista Gershom Scholem del que fue muy amigo. Se refiere  a sus relaciones con las mujeres, que fueron intensas, pero que a él le hacían dudar. Termina diciendo que una ex pareja afirmó  de él que era como incorpóreo, que considera un acierto de descripción.
Otro libro también sobre él, de Adorno, con el que  participó en la célebre Escuela de Frankfurt (la famosa Teoría crítica) también habla de la relación de Benjamin con su cuerpo o materialidad. Le considera curiosamente casi acorpóreo y añade  que era consciente de su propio ego como pocos, pero que se mantenía alejado de su propio  cuerpo. Y que a pesar de su extrema individualidad,  de apenas persona, era  (el cuerpo)el escenario del movimiento que acaecía en él y que fluía en el hablar.
Esa idea del ego y de la individualidad en absoluto se constituye en el yo del existencialismo, sino que reniega de tal posición para afincarse en un cruce de caminos, en un lugar de tránsito y acaecimientos. 


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