En los 70 del siglo pasado hojeaba, creía, Charlie Hebdo, pero puede que fuera Le Canard Echainé, que luego copió el Hermano Lobo su formato y contenido.
Lo hacía en el sur de París, un amigo lo compraba.
Gracias a Todorov y Finkielstein, dos autores franceses, provenientes de Rumanía y Polonia respectivamente, en sendos libros leídos hace unos meses y casi seguidos, tengo la certeza de que la islamofobia existe -no me cuesta admitir errores y prejuicios-. Y al parecer los criminales son franceses.
Dicho esto, todo mi reconocimiento a los periodistas y director de Charlie Hebdo por no someterse al silencio de los cobardes.
Al final nuestros anticristianos europeos -culturalmente cristianos con siglos de estirpe, que odian a la Iglesia- conseguirán enfrentarse a los islamófobos.
Da la casualidad que ahora mismo la persecución contra los cristianos es un poco más cruenta que contra los musulmanes, allá por África y Oriente.
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