Mi interés por la religión judía no es mucho mayor que por las demás, si exceptuamos las orientales y no reveladas. En mi juventud ocurrió justamente al revés, con Alan Watts, Krishnamurti, Sidharta… pillé el orientalismo epocal de pasada. Las religiones o mejor, “iluminaciones” que abolen la angustia no me interesan nada, de joven aún menos.
Hay una idea central del judaísmo que atrae mi curiosidad: es la de justicia, y de paso la escatología hebrea.
He mirado en google y no me ha aclarado nada, algo leí hace poco, que había que intuirlo y descifrarlo, pero no me acuerdo donde lo hice.
El gran atributo de Jehová es la Justicia, ser recto, justo, moral, y Dios se muestra como titular olímpico del concepto. No es la fraternidad ni el amor, que también pero menos, sino la justicia, que tampoco es el bien y el mal, aunque esté implícito. La Justicia es decisión (y legislación) y es una práctica, el bien y el mal son referencias y principios (normativos).
Se ve que el Antiguo Testamento judío la forma de constituirse en gran legislación moral o práctica que diría Kant, es basándose en el imperativo moral de la rectitud y la justicia, ser rectos, justos, pero esa es también una exhortación cristiana desde el momento que asume el Antiguo Testamento.
Para mí hay una poderosísima relación entre la idea divina de justicia, máximo mandato y atributo, y la escatología judía, el advenimiento del Mesías y el juicio final. La preponderancia de la justicia sobre el amor cristiano es uno de esos elementos que llama ni atención. Cristo se hace hombre y Dios nunca deja de serlo.
El judaísmo comporta una exigencia moral y una jerarquía tutelar absolutamente personal e inmediata con Dios, el gran observador. El cristianismo tiene muchos mediadores: el prójimo, la fraternidad, vírgenes y santos. Uno verticalidad, jerarquía e inmediación, el otro, horizontalidad y mediación.
Pero sigo sin descifrar la idea central de justicia, su importancia, el amor a Dios, sí, pero la justicia como la última palabra de Dios, es lo que devuelve la fe. Una mirada severa y fulminante. El mayor patriarca, el único. No hay hijo-dios ni madre que proteja. Solo tribu, las 12 tribus de Israel.
No se puede pensar en la justicia sin la Alianza de Yahvé sin su pueblo. Ahí es donde me cuesta penetrar, ser capaz de representármelo. En esa exigencia moral colectiva que funde en otro Uno. Cómo puede vivir un judío la idea de justicia, de su Dios y la redención, la importancia que puede tener lo colectivo (Pueblo y Alianza) ante el destino que es individual, si lo logran sortear.
No veo este misterio en el cristianismo (con la brecha Reforma/catolicismo)
ni en el islam.
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