Desde hace un mes o dos mi coche estaba tuerto, primero
bastante y luego total. Siempre pensaba en las salidas nocturnas, si me ve
tuerto la policía me parará y protocolos mediante tendré que soplar (literal), e
irremisiblemente caeré. La previsión no admitía la más mínima alteración o
contingencia. Sería así en cualquier caso. Incluso también era profético el
día: sería un lunes. Ayer lunes estuvimos 10 o más en los Reuni, vinieron Yael
y su séquito. Cuando llegué tan solo estaban tres: XY, mi hermano y una botella
de vino.
-
Ah, ahora es por botellas- aventuré simpático.
- Es más
barato.
-
Si van a sustituir a las copas, no.
Lo malo de que venga el Niño es que hay que llevarlo a casa,
unas 4 ó 5 rotondas de más.
Bajando, cerca de casa, rotonda, dos coches del politburó con
las luces azules parpadeando. Tengo
preferencia y como les supongo en algún servicio farragoso a la comunidad me paro. Pronto me alarmo,
tienen ángulo de casi frontalidad para
constatar que circulo tuerto.
-
Tienes preferencia y no des motivos para que te
paren.
-
Es verdad-
Arranco... y todos detrás. “Pare a la derecha” por megafonía. Voy a dar,
sí, seguro.
- Buenas noches, el carnet de conducir y el
permiso de circulación. Tiene un faro sin luz.
- Sí, se lo acabo de decir.
-
Le tenemos que hacer la prueba de la alcoholemia
¿ha bebido?
- Sí
- ¿Cuánto?
- Pues a
ver… unas tres cervezas y una copa de vino o así- le hago unas restas
- ¿Hace mucho? – pregunta fácil
-
No, ahora mismo... en la calle la Noria- hago la precisión
porque busco el paraguas de ATI- Coacción Canaria, las fiestas de mayo, el
chicharrerismo en estado puro y la calle emblemática del sentir en 7 x 7= 77.
- Abra, ponga la parte gruesa en la boca y respire
para fuera- hago todo al revés y les matizo: ¿expelo en lugar de inhalar?
Procedo. Observo que mi boca crea un
pequeño convoy de ambulancias
parpadeantes en ámbar. Les iba a hacer la gracia: luces azules ustedes,
yo ámbar, solo faltan las rojas de los bomberos.
- Supera el límite permitido- llega otro y
empiezan a hablar de 4 puntos, de retirada del permiso de conducir. Y ¡mil
euros! Están locos. El otro me dice, usted podría ser mi padre (un padre
canario de 18 años, guay), luego pensé si sería un hijo abandonado, padre ausente, algo sicológico. Oía a mi lado:
si veníamos de celebrar con unos amigos la boda de nuestro hijo. Ya estábamos
bajo parámetros de padres e hijos, con esa sentimentalidad. Y bajo su influjo el
alcohol empieza a desvanecerse de la tramitación, que no en sangre. Son los dos
elementos del Politburó los que empiezan
a argumentar a favor de que aquí no pasa nada y debe tratarse todo de un malentendido. ¿y las ambulancias?
Cuando se bebe hay que coger un taxi que cuesta 20 euros (no
digo nada pero de la Noria a casa son 6,
de noche 9), usted que es una persona sería (eso es lo que se cree la gente por
mi aspecto y senectud) y siguen argumentando por la impunidad y el indulto. Por una vez no seré yo quien
reviente la argumentación.
Buenas noches y no beba cuando conduzca. Estos ingenuos han
debido creer que han sido mis nietos quienes han echado licor en el café con
leche.
Arrancamos, “mira, pues no hemos tenido que venir a casa
caminando, qué gentiles”.
Aparco abajo de la calle, inicio la subida y trastabillo un
poco. Menos mal que no me han hecho salir.
2 comentarios:
Que suerte tienes, Lucian!!!, eres un tipo con estrella. A ver como va lo siguiente. Mucho éxito con tu nuevo libro. Un beso fuerte.
R.W.
jajajaajajajajaja
buena suerte:seguirá usted conduciendo su trasto, se ahora 1000 €
mala suerte: a partir de ahora sobrio si va en coche
salu2 EDH
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