Avda Anaga o de los actos masivos de desarrollo, crecimiento y bienestar material. La arteria
alemana de Santa Cruz
Los vascos siempre fueron muy trabajadores y emprendedores,
hay que reconocérselo. Podían ser protestantes si no fueran tan hedonistas
(orales) y poco austeros, y estuvieran
tan alejados de principios individualistas, dominados por lo comunitario y
colectivo. El gobierno vasco sigue queriendo “hacer país” y tiene muy claro que su función esencial es
el desarrollo del país y prestar los mejores servicios públicos. Decirlo y hacerlo. Es
gente seria, son creíbles, fiables, cumplen. Sin duda alguna saben que para poder prestar los
mejores servicios públicos tiene que disponer de grandes márgenes de ingresos y
recaudación. Para lo que es preciso desarrollo. Son ecuaciones sencillas que
ellos por supuesto resuelven.
Ocurre que en España
incluso profesionales, sectores con educación, políticos y pueblo claman contra
los recortes, la contención del gasto aboliendo la posibilidad de la ecuación:
el gasto solo puede acometerse si hay recursos o capacidad responsable de endeudamiento,
además de acatar la inserción en un marco internacional donde rigen reglas que
hay que cumplir.
El gobierno vasco es impensable que no tuviera la
inteligencia y determinación para ofrecer lo mejor y no liderar para ello a sus
representados, a pesar de que comparativamente pudiera decir: “Nosotros podríamos
prescindir del petróleo porque ahí están nuestros resultados, índices, tasas...”
Partían de una tradición y prestigio
industrial. También podrían decir: “Haremos otras cosas”.
Algunos pensábamos que con tantas décadas de autonomía y el
gasto de la NASA (educación, cultura, infraestructuras, mayores posibilidades…)
servirían para modificar actitudes, y limar diferencias entre territorios, que
habría de haber una nivelación al alza. En absoluto se ha producido, desgraciadamente,
me lo decía una canaria lamentándolo y que conoce desde hace más de 30 años
esas realidades. Las diferencias son las mismas o mayores.
Es inimaginable que en temas de desarrollo y bienestar, un
gobierno vasco se moviera a un ras emocional
primario, irracional e irresponsable, al
margen de procedimientos analíticos y evaluativos. Estudios, técnica, pros y contras,
costos, repercusión, índices, tasas de partida.
La geografía pura para la lepra de la autoconstrucción, y el
turismo, según lo he oído siempre, en manos foráneas, y ahora resulta que
Repsol es voraz y vende-patrias. Joder, nivel argentino. A ver si va a resultar
que la Avenida de Anaga es industriosa, emprendedora, seria y ofrece y ofrecerá
grandes alternativas y energías. Avenida de Anaga es avenida del carnaval y las ideas económicas: Soria cabrón perfórate un cojón. Masas
industriosas también. Empiezo tener la
convicción que índices, tasas, estadísticas… son muy meritados. Quería haber
escrito sobre Foucault y Ehrenburg, pero caigo en el contexto. Y eso que no leo
la prensa local. Ni tele.
Soy un renegado del País
Vasco, pero he de reconocerles algo esencial: realismo, por eso da gusto volver
a mi tierra. Incluso ahora empiezo a pensar en un futuro. Habrá que elegir
entre incomodidades. Moriré sin haber logrado vivir en algún sitio/época (sí
hubo un paréntesis) en que la racionalidad
fuera un presupuesto básico, natural en un marco político de normalidad y madurez, y que la
irracionalidad, los estallidos emocionales e irresponsables fueran
degustaciones privadas, opciones individuales, no el marco social y político.
¿Soy un resentido? Pues sí.
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