domingo, junio 08, 2014

Los vascos no lo harían y Anaga industriosa

Avda Anaga o de los actos masivos de desarrollo,  crecimiento y bienestar material. La arteria alemana de Santa Cruz
Los vascos siempre fueron muy trabajadores y emprendedores, hay que reconocérselo. Podían ser protestantes si no fueran tan hedonistas (orales) y  poco austeros, y estuvieran tan alejados de principios individualistas, dominados por lo comunitario y colectivo. El gobierno vasco sigue queriendo “hacer país”  y tiene muy claro que su función esencial es el desarrollo del país y prestar los mejores  servicios públicos. Decirlo y hacerlo. Es gente seria, son creíbles, fiables, cumplen. Sin  duda alguna saben que para poder prestar los mejores servicios públicos tiene que disponer de grandes márgenes de ingresos y recaudación. Para lo que es preciso desarrollo. Son ecuaciones sencillas que ellos por supuesto resuelven.
Ocurre  que en España incluso profesionales, sectores con educación, políticos y pueblo claman contra los recortes, la contención del gasto aboliendo la posibilidad de la ecuación: el gasto solo puede acometerse si hay recursos o capacidad responsable de endeudamiento, además de acatar la inserción en un marco internacional donde rigen reglas que hay que cumplir.
El gobierno vasco es impensable que no tuviera la inteligencia y determinación para ofrecer lo mejor y no liderar para ello a sus representados, a pesar de que comparativamente pudiera decir: “Nosotros podríamos prescindir del petróleo porque ahí están nuestros resultados, índices, tasas...” Partían de una tradición y  prestigio industrial. También podrían decir: “Haremos otras cosas”.
Algunos pensábamos que con tantas décadas de autonomía y el gasto de la NASA (educación, cultura, infraestructuras, mayores posibilidades…) servirían para modificar actitudes, y limar diferencias entre territorios, que habría de haber una nivelación al alza. En absoluto se ha producido, desgraciadamente, me lo decía una canaria lamentándolo y que conoce desde hace más de 30 años esas realidades. Las diferencias son las mismas o mayores.  
Es inimaginable que en temas de desarrollo y bienestar, un gobierno vasco se moviera a  un ras emocional  primario, irracional e irresponsable, al margen de procedimientos analíticos y evaluativos. Estudios, técnica, pros y contras, costos, repercusión, índices, tasas de partida.
La geografía pura para la lepra de la autoconstrucción, y el turismo, según lo he oído siempre, en manos foráneas, y ahora resulta que Repsol es voraz y vende-patrias. Joder, nivel argentino. A ver si va a resultar que la Avenida de Anaga es industriosa, emprendedora, seria y ofrece y ofrecerá grandes alternativas y energías. Avenida de Anaga es  avenida del carnaval y las ideas económicas: Soria cabrón perfórate un cojón. Masas industriosas también. Empiezo  tener la convicción que índices, tasas, estadísticas… son muy meritados. Quería haber escrito sobre Foucault y Ehrenburg, pero caigo en el contexto. Y eso que no leo la prensa local. Ni tele.
Soy un  renegado del País Vasco, pero he de reconocerles algo esencial: realismo, por eso da gusto volver a mi tierra. Incluso ahora empiezo a pensar en un futuro. Habrá que elegir entre incomodidades. Moriré sin haber logrado vivir en algún sitio/época (sí hubo un paréntesis)  en que la racionalidad fuera un presupuesto básico, natural en un marco político  de normalidad y madurez, y que la irracionalidad, los estallidos emocionales e irresponsables fueran degustaciones privadas, opciones individuales, no el marco social y político. ¿Soy un resentido? Pues sí.

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