Copio de mi libro: “en relación a
esto se plantea a veces, a partir de un enfoque estético, pero también
antropológico, la relación entre el dinamismo y proyección del sentido
histórico frente a la fijeza inspiradora y poética de la geografía, que
abanderan valores enfrentados”.
En términos estéticos está dialéctica está subyacente en la
historia de la literatura canaria durante el siglo pasado, con las vanguardias
o en relación a ellas. En general se resume en el canto encendido a la geografía
como antropología, toda explicación de este tipo recae sobre insularidad, mar,
ensimismamiento, narcisismo... Más infrecuente es encontrar a a los valedores del
dinamismo de la historia: Ahí militan
Francisco Aguilar y Paz y Rosa María Alonso. Esbocé junto a la valoración
y vivencia estética un haz de concausas y coefectos antropológicos. Oh la historia, la
historia duerme porque es inhóspita,
hostiga, frustra, es riesgo, pérdida y conquista. Abole la infancia y arroja a
las inclemencias de la vida, a la madurez.La geografía como valor primero representa el cálido acomodo, quietud, seguridad, abolición de todos los riesgos, beatitud, infancia.
Ni estadísticas, ni desarrollo, ni un solo riesgo ni una aventura, nada que emprender ni aprovechar. Qué lujuria. ¿Alguno con interés para desarrollar aspectos antropológicos?, no parece. El gobierno paulino, a veces denostado, se funde con su pueblo y se hace marea antropológica, por el paraíso de la inocencia incorruptible, por la nostalgia de la virginidad. ¿Cabría imaginar alguien la idea de independencia política, económica? Ja.
El Golfo de México, los fiordos noruegos, las highlands escocesas, las playas de los estados del golfo pérsico, las torres de gas en el mar del País Vasco o Tarragona… ¿Quién tirará de la locomotora?
La invocación a Tanatos, a la quietud, al útero ha de ser completa. Dos medidas imprescindibles: que Marruecos no haga extracciones, y que se alejen las rutas de petroleros u otros (todos) riesgos. Las cosas se arreglarán solas. Decía la prensa que lo de Canarias era una excepción mundial (rehusar desarrollo y oportunidades preventivamente, la antihumanidad histórica) y la resistencia de España era también singular.
Justamente es el espíritu que nos llevó a la civilización y al desarrollo.
El petróleo es negro, sucio, viscoso, una gran mancha, pecaminoso… No hay racionalidad, solo ese universo subyacente de sentimientos y emociones, latidos antropológicos, vibraciones míticas, imágenes simbólicas. Enterrando todo ello, la pancarta de las plañideras y los vagidos de los bebés.
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