Bogotá
Mañana celebramos junta gracias al activismo del
secretario de la Asociación de amistad
con Israel. A una hora intempestiva: a las 7 de la tarde. No recuerdo haber
estado más de una vez en el último año a esas horas en la calle. Tengo
curiosidad por ver a la gente pasear, correr o ir de compras. Tendré la
impresión de que estoy de viaje. Como el Líder: siempre viajando.
Seguimos pues vivos, aunque sin actividad, si bien
preparados para ella, para lo que es menester
cumplir con las formalidades administrativas. Nadie se ha dado de baja
ni pasa, tampoco es que seamos muchos, más
bien muy pocos, pero, como diría el sabio alemán Ratzinger, minoría
creativa y no tengo a mano el teléfono de dos personas que había captado.
Voy a ver si me explico, si el blog fuera el consciente solo
aparecería de mí una parte ínfima en relación al inconsciente, como en los
cuadros que se hacen de la personalidad y el Yo. La primera parte del enunciado
es cierta, solo aparecen aquí algunos aspectos de la vida de uno. Los
irrelevantes, festivos o de tono frívolo
o beligerante. Cualquiera de estos términos sin el otro sería un horror. Que es
como era Zapatero alternativa o simultáneamente, pero sin conciencia de nada e
inocencia oceánica.
Resulta que la parte oculta que se suponía debería ser el
inconsciente: impulsos incontrolados que no siguen un plan manejable, es en este caso la
parte volitiva y luminosa que sigue
directrices matemáticas. De aquí que llegue desmotivado al blog y
mareando la perdiz sobre el escribir. En un mes he resuelto y prácticamente
escrito otro libro, de la forma más feliz y acertada que nunca hubiera
imaginado posible. Cuando estoy saboreando el nacimiento del anterior y hasta
entonces carecía de cualquier proyecto.
A una edad se dan cosas paradójicas, mientras la capacidad
de entusiasmo se enfría y las fantasías
se sustraen, hay energías, más que pasiones, que resultan tan incontenibles
como en la juventud, pero sin arabescos,
ni burbujas, ni distracciones, ni
desmayos, sino poseídas de fines directos, que casi llegan a arrollar.
Eso solo puede ocurrir si no escribes sobre lo que ya se ha
escrito, ni haces desarrollos, modulaciones,
juegos y variaciones de campos trillados. Solo al final de este post he descubierto algo
para mí muy importante. El TENER QUE DECIR era en realidad ESCRIBIR EN LO NO ESCRITO. Crepitar. ¿Estaré
exagerando?
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