domingo, marzo 16, 2014

Libro y apellidos

Resulta sorprendente como una  biografía puede desarrollarse al ritmo crepitante (más sonoro y acompasado que trepidante) de un maestro de la narración y cómo la biografía del elegido es en realidad la de su grupo: sus amigos,  contactos… que creo que es la forma inevitable de asomarse a la literatura memorialista además de la biográfica.  No pude sustraerme a la compra de su libro en el Corte Inglés. Hablo de Jorge M Reverte, periodista, escritor e  historiador.
El personaje tenía mucho encanto, un brigadista internacional comunista y norteamericano de gran atractivo vital, un héroe. Plantea dilemas morales y apela  a la grandeza y miserias humanas, que  como he descubierto de mayor, solo una ínfima minoría muy especial redime a la raza humana de sus vilezas innúmeras.
Reverte representa lo mejor de mi generación: a la izquierda que supo evolucionar, al intelectual de izquierdas que no podía dilapidar su bagaje teórico, analítico y crítico. Ignoraba por completo que el amigo y traductor de John Dos Passos en Madrid  durante la Guerra, un tal Robles,  fuera eliminado por la furia estalinista que se iba  haciendo más fuerte y decisiva cada día que pasaba en la España republicana, acabando con trostkistas y disidentes.
Dos Passos que había visitado la  URSS antepuso su experiencia directa tras el Telón de Acero, a las promesas y vaticinios retóricos de reinos de redención en la Tierra, que sin embargo el simpatizante comunista Hemingway mantenía, quien  hizo lo que estuvo de su mano para que no se esclareciera el asunto Robles. El gran poeta Auden escapa despavorido de la España republicana, como lo hizo  George Orwell, Cháves Nogales, Ramón Gómez de la Serna, Ortega y tantos intelectuales. Son estos la Tercera España, la única tolerable. No intelectuales franquistas, que los hubo  sumamente interesantes.
La biografía es la de Bill Aalto, de origen finlandés, camionero, sindicalista, comunista, experto combatiente de comandos tras las líneas franquistas. Mal poeta además. Cometió el error de confesar a su amigo de mil batallas  que era homosexual, éste lo denunció al partido comunista que lo expulsó arrojándolo a una  muerte civil, incluso lo denunciaron a una unidad del ejército americano que se preparaba para realizar sabotajes tras las líneas nazis y donde Aalto había solicitado su ingreso. Aalto nunca supo que esa unidad americana no le aceptó por la labor de sus excompañeros comunistas, ya que al jefe militar no parecía importarle demasiado.
Vimos el viernes 8 apellidos vascos, sala llena, todo el mundo no paraba de reírse por cosas que creíamos de iniciados. Nos gustó a todos. Es evidente que solo vascos y andaluces somos susceptibles de constituir ricas vetas o nichos  de humorismo.  Pongamos cualquier otra región y sería imposible. No dan de sí. Este un asunto. Otro que la identidad colectiva, la que ofrece una imagen cerrada y sólida al exterior nada tiene que ver con los mitos nacionalistas, ni con la cultura material como los idiomas, o las distorsiones históricas, sino que se trata de mera mitología popular de la calle de hoy, auténtica antropología;  nos identificamos con una imagen que nos divierte y nos gusta cultivar, es como queremos mostrarnos y lo logramos.
Siempre intuí que para lo que los vascos estábamos excepcionalmente dotados era para la comedia, a pesar de cultivar tanto la tragedia griega (¡vaya vascos!) en los últimos dos siglos.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si su secretario traductor fue desaparecido cuando le asistía Dos Passos en Valencia al Congreso de Escritores Antifascistas.
Dos Passos acuciado por la mujer de su secretario creo que intentó que otros escritories como Heminway se implicaran en la búsqueda o protesta por la desaparición de su secretario. Heminway pasó.

Salu2 EDH.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

En la próxima tertulia a ver si me informa más sobre el suceso criminal.
Resulta inconcebible como tanta criminalidad estalinista fuera apoyada por intelectuales. tardaron década en desilusionarse. La razón moral no pasa de ser una contingencia residual

Anónimo dijo...

1
No sé si sabré informarle cumplidamente. Mis lecturas dispersas no me proporcionan sabiduría (entendida como conocimiento ordenado y utilizable) a lo sumo me da material para apostillar en algún blog.

2
En el libro negro del comunismo, escrito por dos gabachos (al menos uno de ellos ex-comunista)decía algo así como: Con qué facilidad en nuestra primera juventud penetran en nuestra mente estas perniciosas ideas (comunistas)y con que dificultad salen de nuestra cabeza en nuestra avanzada madurez.


Salu2, EDH.