martes, marzo 11, 2014

Mira que institucionalidad


De reuniones que tenía en Bogotá, mi hijo me decía: Tú allí te lo pasarías en grande. En una reunión que tuvimos con alcaldes, sociólogos… todos utilizaban los términos que a ti te chiflan: municipalidad, procuración, momento situacionista, conjuntación, segmentario…. más o menos.
Compartimos el afán  por abstractizar los términos genéricos o generales un poco más. Y no el medalleo, que  en mi caso es enfático y con todo descaro, que no en él, que es más como  de orden mendicante tipo franciscana.
  Hoy he repartido las invitaciones de la boda que son similares a las que los Orange- Nassau (la familia real holandesa) envía en las  suyas. No disgusta nada que a los amigas/os a las que se las entregas las reciban con alegría. Anima mucho.
Ha habido un pequeño lamento. Me he encontrado con mi amigo el Herreño y estaba al tanto de la boda, me ha dado pena, llevaba invitaciones y le podía enseñar la mía –aunque en parte soy convocante también he sido receptor de las mismas, el calígrafo de los sobres es de NYC- pero no lo he hecho. La proximidad afectiva no va acompañada de contacto cotidiano, ni de núcleo y fechas en el calendario semanal, por lo que ha quedado fuera, olvidado, cuando debía haber estado dentro. Siempre participa en los pequeños hitos y está al tanto de las cosas concernientes.

No sabía cómo introducirlo, pero creo que lo he hecho. La semana pasada le envié a mi inminente nuera un correo a Bagdad –Organización Internacional  para las Migraciones (me encanta escribirlo bien como hoy)-, iban a pasar a Siria y haber  vuelto la semana pasada, pero sigue en Bagdad, creo que hasta mañana. Me contestó que la experiencia a la que me refería eran muchas experiencias. Mi hijo ha vuelto el domingo a México, tras pasar   4 días en Washington, y me ha mandado esta  foto  de una mesa tan  ordenada. (Esperancita genial, devorando mundo). Están el Banco Mundial y el Gobierno mexicano, se puede leer el departamento gubernamental. Mi padre se hubiera suicidado, bueno ya hace muchos años- yo exageré mi pulso con él de la forma más retorcida y extrema. El método que empleaba era la autoinmolación hasta el paroxismo. De ahí todo mi potencial. En los últimos años me llamaba como si fuéramos amigos.  
No se piense que nos hicimos “fresas” como dicen los mexican, porque nos dimos la oportunidad y consideración de un último cruce de navajas, que  cantaba Mecano.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis felicitaciones.

Dentro de poco le veo abuelo y estudiando inglés para contar a los nietos batallitas sobre esa distante España.

Salu2, EDH.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

a cuenta de la distante España y mis nietos futuros, confío en ellos para que consumen la definitiva y total ruptura con España,(y de paso vascongadas); de mi hijo no me fío

Anónimo dijo...

"de mi hijo no me fío"

jajajajajaajajajaja

debe salir al padre

salu2 EDH