De un encuentro esta mañana con mi hermano en La Laguna,
había hecho un relato humorístico, creo que bien acabado y que a Nuestro Amado
Líder hubiera gustado. Era una mañana en principio infernal de procuradora en La
Laguna y procurador en Santa Cruz y plazos perentorios. A la que le he dado la
vuelta, resaltando e invirtiendo insignificancias.
Una cosa que estaba para colgar y con la que volvía por mis
fueros humorísticos, de repente no quiero colgarla, que gustaría más de lo que
de aquí pueda salir ahora, pero supondría repetirme. Es inevitable aburrirse de uno mismo. Nada de
lo que dude o una voz interna cuestione,
lo hago.
Tengo la suerte de terminar y empezar la semana entre
amigos, de esa forma me queda todo el
fin de semana para leer, que no puedo hacer entre semana o escribir no
para el blog. Los lunes son nocturnos y en espacio agradable, y se bebe como de
noche. Trasegamos. A veces aparecen Yael y compañía.
Con Yisas estamos ya en
nuestra propia historia, muchas películas todos juntos.
Fer me dice que Esperancita estuvo de copas con mi hijo y próxima
nuera en la noche de Washington, con más
gente y que uno le conocía a Fer de la graduación de E. allí hace casi 3 años,
y que debió de estar muy bien. Conociendo el percal la noche tuvo que ser muy
divertida, intensa y, si se me permite la cursilería, creativa: están muy bien
surtidos de grandes potencias o facultades distintas a las diurnas
y laborales.
Cosas así, en esas circunstancias, son para mí de las más bonitas que puede haber en
la vida.
Esperancita me mandó esta foto que cuelgo de un cuadro de una artista brasileira, cuando conoció a la embajadora de Brasil.
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