Hace poco una chica de instituto a la que pusieron en un examen a Hobbes, Locke y Rousseau, me comentó que éste último era el de su
preferencia. Cuestión de edad, de la estudiante (normal) y de su profesor
(contextual), el típico tío de letras atrincherado en la juventud, proclive a ser faro con la camiseta del Ché
en su sonrisa.
Hobbes es demasiado descarnado y antipático para el orbe cultural
mediterráneo, que parte de la amabilidad de la vida Macarena… Es valorado
empero por episcopalianos, metodistas, baptistas y puritanos. Aunque también
por psicoanalistas, psiquiatras,
novelistas, historiadores de las religiones, poetas y antropólogos. A Hobbes le confirma el
conjunto de la mitología, las religiones, el Western, la historia universal y
la clínica psiquiatra, como poco. Es puro empirismo.
Locke es casi el fundador de los derechos civiles, defensor de la
propiedad y padre de las libertades negativas: mi derecho a gobernar mi vida
sin (o con los mínimos) obstáculos del exterior. Las libertades positivas
constituyen los límites al gobierno de los demás sobre mí.
Reconozco la importancia de Rousseau. Si no hubiera sido él, otro hubiera desarrollado
la misma filosofía política y moral. Porque su núcleo está en la psique humana,
en la trama de anhelos, pulsiones y temores que solo pueden encontrar sosiego en una antropología optimista, regresiva e infantil
(la que hoy representa la izquierda radical).
Rousseau siempre ocupará un lugar muy destacado en la filosofía moral.
La biografía de Rousseau está surcada por hechos repugnantes
o poco encomiables.
Se deshizo de sus
cinco hijos abandonándolos en la inclusa.
Intentó por todos los medios ser músico, sufriendo mucho por no lograrlo.
Trató a los enciclopeditas, Diderot, el barón de Holbach, D´lambert… que no le
aguantaban, y se puso bajo la protección de una dama que le mantuvo..
La gran idea suya es la de la mismidad, considerándolo como
un acontecer ocasional de carácter discontinúo.
Que es desde luego de gran luminosidad, no así su desarrollo, toda vez
termina en una suerte de panteísmo, o disolución en un todo que es uno mismo, para quien lo externo
ya es azaroso. Contra la sociedad pero también, como es lógico, contra la sociabilidad.
Si el concepto de mismidad es luminoso por su extraordinaria
contingencia y fluctuación, no lo son ni su idea de la propiedad y aún menos la
de la naturaleza bondadosa pervertida por la civilización. Enemigo pues de la
civilización como sustancia, ha sido padre indirecto del romanticismo
Pero sin duda lo más deletéreo y criminal de Rousseau
es su concepto de voluntad general –no susceptible de escrutinio y democracia-, cuya
representación meramente conceptual auto atribuida legitima todas las
atrocidades.
Una pérfida organización terrorista rusa del S XIX -cuando
el vesánico maridaje de terrorismo y nihilismo-, se intitulaba Voluntad del Pueblo.
Los crímenes más
apocalípticos siempre se ejecutan en nombre de una gran causa, por supuesto muy
abstracta.
1 comentario:
libertad +, libertad-,
se vislumbra Berlín
¿ nos adelanta sus argumentos de casino?
salu2 edh
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