jueves, junio 13, 2013

La caída en la juventud (reportaje)

Es el verano anterior al que dejamos en el  post de abajo.  Detrás de la foto pone: “de Bonn-- 9 de agosto (es 1960) WEILBURG—en el viaje –Ama, Mirari, José Mari--- a Fulda". Quien sacó la foto fue la madre de Mirari. Fui rescatado por ellas  de la familia (joven pareja con bebé que tendrían poco más de 20 años) con la que estaba en las afueras de Bonn (para ir a Fulda), para quienes  era un estorbo aunque interesante.
Se puede observar como a Mirari le llevo unos pocos centímetros, que al año siguiente, cuando lo del Muro (post de abajo), ya serán  bastantes más. Nunca supo Mirari cómo turbó mi niñez.
 Advierto  que albergué  sentimientos, intuiciones, certidumbres vehementes, preconceptos de la situación política alemana. Me llegaban sin condicionante o intermediación de nadie. Signos-significación-sentido. Era muy capaz de interpretar -además de ver, tensos, la televisión-,  las caras y escuchar lo que decían quienes vivían a 200 metros de la frontera de la DDR, y podían ver a los vopos a diario (yo los veía cuando se les visitaba). Era frontera de un solo lado, lo que suele ser demasiado concluyente. Aunque hay algunos que no llegan a estos niveles de comprensión/constatación (disparando anécdotas, chascarrillos y alguna Verdad/dogma-talismán recóndita y de ocasión).
Aquí, ya en Fulda, en cometidos de Gastarbeiter

 En la Ría de Mundaka. Este bote  es el legendario Magurio, del que fui afamado, por intrépido,   capitán en la época y zona. Rafa Salaberri, Eugenio Ibiñaga y Nacho Ortuzar. Vivos: Nacho y yo, los remeros.
 
En los Encinares de Mundaka. Todavía éramos pandilla, estamos el núcleo de lo que luego sería la cuadrilla ampliada. Formamos: Javi Vidorreta (+), José Mari Ibarra, Manolo Canto, JML y abajo Txetxu Navascués, Javi Canto, Rafa Salaberri (+) y Fernando Navascués.
A partir de hoy estamos en la Memoria (internet): FUIMOS, qué menos.
 
Ibarra y los Canto, matritenses (de capital y se notaba), los demás, bilbaínos (de provincias). Estábamos en plenas iniciaciones.  Hacíamos chocolatadas, tortilladas… y  ligábamos con   pandillas de chicas, de pandilla a pandilla, a modo de dos esferas completamente autónomas.  Siempre había a quien le gustaba alguien, que era lo que se comentaba entre todos; cerillitas, besos, prendas y artimañas que nunca salían.  Salimos con pandillas de chicas de todos los pueblos de alrededor. Éramos como una pareja que empezara a salir, aunque  colectiva, 2 sujetos plurales, un  ejército con otro ejército. Al monte llevábamos tocadiscos de pilas, el Philips, y gracias a Rafa Salaberri, en monte y en garajes (guateques) teníamos todos  los Beatles, Rollings, Hermann Hermits, The Animals, The Papas and the Mamas (USA)… que se editaban en o vía Londres. Ya nos emborrachábamos, nada con lo que vendría años más tarde.
Finalmente, la Caída en la juventud: Plaza Elíptica de Bilbao, al fondo el antiguo Gobierno Civil. Fotógrafo  de calle. Si no estuviéramos bebiendo no tendría ningún sentido la foto, y la pinta crapulosa que ya se hace evidente. Con mi gran amigo Pedro Labaka. De todos los amigos de juventud, éste ha sido el único que ha tenido una vida que pudiera ser algo cinematográfica –tiene biografía-, con una apuesta decidida por la desmesura, rebasando siempre límites y subido a los trapecios de mayor osadía, mujeriego  envidiado y hasta odiado, bala (ráfaga) perdida, pero muy noble y distinto.
 

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