Entiendo que Disputa personal (performance digital realizada en este blog los últimos días del año) ha consistido en una puesta en escena de una acción de vocación interactiva, paródica, teatral surcada por afilados mensajes sin duda interpeladores a todo un público bisbiseante, conformista, literario, endogámico, cultural, inerte que se rige conforme a su propio modelo (nada exigente) de eterna rotación de lo idéntico/doméstico, o al ritmo monocorde de los saltos de las camas elásticas con pijamas de felpa. Contra este estado de cosas laxo y amorfo se descargaban los rayos de la provocación, el estupor, el reconcomio, la molestia moral inducida (pinchar todo el moralismo/pazguatismo en estado gas tóxico)... Aproveché como autor todo ello -tras el traqueteo concertado de manifiestos e imágenes en significativa yuxtaposición, haciendo recaer la mayor virtualidad connotativa en las imágenes (las fotos con mi hermano), a modo de último reverbero o efecto abierto de resonancia- así como el estado de fertilidad que me sobrevino imperioso y destellante como el brillo de plata del filo de una cimitarra. ¡Y cómo lo hice...!
Mi libro sobre literatura y cultura en Canarias es ya un proyecto en vías de ejecución. Va a existir, está pergeñado. Un libro no es una performance y no incide en estos temas o sólo muy de pasada. No he hecho trampas, y no existe por tanto la premeditación, pero sí el oportunismo.No es posible desaprovechar tantas cosas.
Cierro Disputa personal. Confío en regresar a actividades con brisa de mañana fresca.
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