domingo, enero 06, 2013

Le charme discret de la bourgeoisie

El jueves japonés y Parra, el viernes  los Reunidos, ayer la zona de la burguesía criolla y ganadera como sociólogos (bueno, y consumidores) hambrientos como lobos. Me presentaron a un vascongado y luego en el bar de otro, salutaciones y familiaridad. El pijerío de Santa Cruz me sigue llamando la atención por su evocación   criolla. Es lo único exagerado a la vista. Sólo clases o estamentos de mucho poder y máxima diferenciación social (oligarquías centro y sudamericanas, por ejemplo), permanecen ausentes por completo de los ámbitos sociales comunes a la escala de no ser  nunca  vistos,  y aquí, como si aquellas fueran, salen la víspera de Reyes. Ocurre que no procede la equivalencia. Pues aun así. No es ni signo de dinero ni de modernidad económica y social. Al revés.  En el único punto, a mi entender, que cabría considerar una presunta cuestión colonial es en las maneras sociales de una burguesía, muy amiga de determinadas formas, aunque endeble en sus soportes.   En mi país de origen donde la burguesía era toda una burguesía (como sistematiza la Historia) además de contar con una oligarquía de libro (marxista, como poco), no se daba la fenomenología  local, ni parecido. Era todo más natural e indiferenciado. En comparación: calvinistas.
Esta tarde gin tonic en el hotel palafito racionalista (un racionalismo muy menor, todo sea dicho, e improbable en su trasera, merecedor en cualquier caso de su pervivencia) de El Médano. Se estaba muy bien viendo atardecer en la cubierta del hotel. Algún extranjero místico. Los más espirituales leían.

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