viernes, noviembre 09, 2012

Otra gran conferencia de nuestra Asociación

                                              Sinagoga del Tránsito, Toledo

La conferencia de José Segura Munera fue Nuestra herencia  judía, cristiana y mora. Y Toledo fue el gran eje.





Nuestro sabio catedrático, José Segura Munera, dictó una conferencia  que  desbordó  conocimiento  y beligerancia cívica. No sé si hay conferencias en la ciudad, o solo en El Ateneo, de carácter  -oh my god-  progresista, es decir, en las que la ideologización  (manual  adquirido en mercadillos) y la propia posición personal, suplen  conocimiento, erudición y la visión desinteresada del asunto.
Me siento un privilegiado  que aún puede  escuchar hablar  con rigor y amor por el tema tratado a gente muy preparada. El contraste  con el mundo en el que estamos inmersos es  de oasis en el desierto total. Por tanto, lo que  hacemos tiene su importancia, que nadie nos la podrá quitar. La cultura, que es la vía de acceso al espíritu, conocimiento y pensamiento, debería ser una oferta común, no algo excepcional.  
El éxito se mide por la asistencia de gente que no conoces, ayer fue  la mayoría, con un debate de alta cultura y mucho nivel intelectual. Un placer como pocos.
En los últimos años fui  a presentaciones –en realidad fue siempre más o menos  la misma- cuyo nivel cultural e intelectual no era, dijéramoslo así,  especialmente estimulante. El remedio fue llegar siempre tarde. Mínimo de autoestima.
Pero  en esta sociedad y época, de la que Zapatero sería su epónimo, pese a  ejemplarizar la igualación a la baja, obviamente sigue habiendo niveles, escalas afortunadamente, de forma que hay cultura, como hay intelectuales y conocimientos. Es decir que hay temas, que incluso parecía no existían.  En los medios de izquierda en los que me moví en mi juventud, el intelectual era la figura de máximo prestigio. Por muy sectario que se  fuese, siempre  tenía el respaldo teórico, vivía entre libros. Y eso ya no hay.
Que seamos capaces de celebrar actos como el de ayer, es algo que produce una enorme satisfacción. Funcionamos.  La mejor proyección de nuestra asociación, que me gustaría tuviese y que supondría hacer justicia al judaísmo, sería  precisamente la de la relación  con el libro. El pueblo judío es aquél que lleva siempre el libro cuando se va, y  que lo hace testimonio,  aliento, alimento.
Tras el acto ocupamos el Parra, toda la barra, y  tomamos cervezas como si fueran páginas de libros, del Zohar por ejemplo. Un joven amigo del  círculo promotor de upyd, nos contó su conversión al Islam, casó en África donde vive, y le fue preciso. Fer decía “esto es mejor que Españoles por el mundo”.

2 comentarios:

P Vélez dijo...

Si que lamento habérmela perdido. La devociones familiares.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

sepas que me acorde de vos, y del huidizo Ex doctor Harris