El filósofo escocés David
Hume rebatió la idea de causalidad, de conexión necesaria entre causa y efecto,
puso en cuestión ese poder o potencia. Y
puso como ejemplo el juego del billar:
lo que vemos es que una bola le da a
otra y que hay una sucesión, pero no una causalidad ya que no es más que una idea o deducción de
que estaría operando ese principio, no algo real.
Ante la cuestión de Israel rige
Hume y no la causalidad. Los
terroristas –en términos incluso internos palestinos: acabaron en 2006 con Fatah arrojándolos desde
las azoteas y asesinando siempre a presuntos soplones- lanzan no ya cohetes
kasaan sino misiles iraníes contra Israel, capaces de superar los 70 Km. Esta es una secuencia que se agota en sí misma,
aunque haya tres muertos y ya se hayan
lanzado más de 700 misiles (sen 2 días), que no tiene porqué generar
como efecto justo y proporcionado acabar con el poder que comete actos de
guerra indiscriminados contra civiles. Todo lo que pueda pasar como
consecuencia de las acciones criminales contra población civil, está
desconectada de esa causa, se suprime. Como
sostenía Hume.
La paciencia bíblica de Israel
En 10 años han caído más de 12.000 bombas sobre Israel, amén
de todos los atentados terroristas. A unos 1.000 al año, sirenas, refugios en
las escuelas, muertos, aunque menos de los que tanto tantos
desearían. Es el día a día. Los misiles vuelan
siempre en una sola dirección: en busca del civil judío.
La excitada
predilección europea por lo palestinos
No problem, como en Varsovia. Europa asiste narcotizada a
cuestiones adversas a los judíos, conforme a una tradición bimilenaria, pero
enseguida se crispa, se agita visceral y ruge cuando los judíos osan defenderse.
¿De verdad les importan tanto los palestinos? ¿Si es así por qué no distinguen
entre ellos, y bostezaron tanto con los
crueles asesinatos de miembros de Fatah
por Hamás? ¿Por qué los palestinos, y no por
ejemplo los sirios o los kurdos? Qué raro. ¿A qué podrá ser debida esa predilección y excepcionalidad, a qué?
Excluyo pensar que el judío se hace verdaderamente odioso y saca sus hórridas
latencias, no cuando es hostigado sino cuando se ve compelido a matar en guerras quirúrgicas, cuando el odio entonces quedaría enteramente justificado
y se haría justo. Los europeos y su ansia excitada de justicia selectísima. Las víctimas son esenciales, es adrenalina. Es toda la importancia que tienen los
palestinos: ¡lograr ser víctimas de los judíos! ¡Contad los muertos de Siria, contad
los de Libia, contad los del Kurdistan… contadlos todos! Son muertos muy
menores, muchísimos, sí, pero despreciables. Ni la democracia israelí –es otra alucinación de la cuestión
judía- sirve para conferir una pequeña
cualidad, mínimos detalles de votos y elecciones, de igualdad de la mujer y de los
gays. Tampoco sirve. Se trata del mal
radical, invirtiendo a Arendt. Hay un mal ontológico: el sionismo, que es el
maquillaje de odio que cubre el antisemitismo. Aquí no hay asiento para el análisis ni la
razón ni el amago de equilibrio. Los palestinos son valiosos no por ellos sino
por los judíos. Si no serían libios, sirios, libaneses, egipcios, eritreos, kurdos… ¿o no?
Sin embargo, roces y naderías
en aguas de Gibraltar, desembocan en una crisis diplomática, llamada a los embajadores
de dos países democráticos, socios y aliados. Hay acciones y reacciones en el
resto del mundo. Imaginemos cualquier
país del mundo: ¿qué puede pasar si desde el país de al lado le envía lluvias de misiles, de manera consuetudinaria contra objetivos civiles?
Lo más discriminatorio es que se exija a Israel aguantar,
que no pueda defenderse. Se solapará la cuestión apelando a la “proporcionalidad”
como si está no fuera exquisita ¿cuántas bombas lanzadas y cuántos muertos? No
les interesa las estadísticas de las guerras ni su evolución racional en la historia (por ejemplo de la I Guerra Mundial a Vietnam). Les interesa
lo mismo que cualquier otro muerto incluso
árabe, que no sea funcional a sus sentimientos, como el muerto palestino. Cómo
distinguen. Si Israel no disuade, sería imposible la vida y la seguridad. No tendría sentido tener un estado.
Los palestinos son mayores de edad, nos son irresponsables,
ni niños ni tontos, ni dementes, sino iguales, sí. Yo les considero
responsables. Nadie les pide cuentas de nada, ¿de qué procederá tanto
desprecio? Son inmunes, parecen monarcas
del absolutismo, ¿o tienen bula? Exentos. Las acciones y decisiones de los palestinos, para mí, son evaluables moralmente, luego tiene
consecuencias y responsables, porque no son animales. Deben proteger a sus niños, los primeros, cuidar de que nada les ocurra. Bastaría tan poca organización…
ellos que son expertos en túneles. No ya de abstenerse de provocaciones y consecuencias... Como en Cisjordania por ejemplo.
Para la carcundia
progre, los palestinos nunca, jamás son
responsables. Los consideran exentos, niños, irresponsables, sus actos no tiene
ningún valor moral, son irrelevantes desde el punto ético, inexistentes, actos
y personas. Una maravilla. Esencia de eurocentrismo formado por los residuos inconscientes de la mentalidad y sentimiento colonialista con
cualquier indígena, que los reaccionarios actuales: los progres cultivan a falta de ideas de algo. El indígena siempre irresponsable.
Las guerras asimétricas
Hoy aparecen nuevos agentes políticos no nacionales en las guerras actuales, que hacen que se llamen
a las mismas asimétricas. También se da
otro tipo de asimetría, que la ejemplifican palestinos y judíos. Mientras Hamás
busca con armamento pesado la muerte indiscriminada y el terror, el ejército
israelí hace verdaderos esfuerzos para seleccionar a los milicianos (que luego
computan todos como muertos civiles), que utilizan como escudos humanos a niños,
ancianos y hospitales, mezquitas... Los esfuerzos que tiene que hacer el
Tzahal para minimizar, hasta violentar de manera milagrosa, estadística, física y matemáticas, en una zona superpoblada donde los terroristas
utilizan como escudos humanos a su propia población, niños incluidos.
Menos mal que Israel no sigue a David Hume y mantiene la
relación de causalidad a rajatabla y en sus proporciones justas, haciendo de su
enorme potencial armamentístico una
técnica de la precisión del rayo láser. Como
Hamás.
1 comentario:
En el TEA han adquirido libros de Joe Sacco.
Ahora en el expositor de la entrada tiene dos libros de viaje al interior de. Muestran la vida día a día de la gente sencilla en Palestina. Es fácil de leer: son cómics. Recomendables.
Dese prisa en pillarlos, es posible que los vuelva a sacar otra vez cuando me despenalicen.
Salu2,
EDH.
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