martes, agosto 09, 2011

Texto donación de mi hermano

Víctor Hernández Roncero, humanista y escritor ágrafo

Te adjunto mi foto con el Duero al fondo, a su paso por Tordesillas. A mi derecha, pues, una de las claves de España. La reconquista fue un proceso multisecular de repoblación del este Valle, en el curso del cual se forjó, en una consagración integral a la guerra -a la guerra a muerte- contra las huestes islamistas e islámicas, la herencia temperamental hispana, según la tesis de mi maestro Sánchez-Albornoz, a quien Dios tenga en la Gloria. De aquél me he acordado con frecuencia cada vez que he dirigido mi mirada a estos parajes agrestes, broncos e indómitos, donde tanta sangre española se ha vertido por el solar patrio, que nadie nos ha regalado, desde la primera victoria en Covadonga, bendita sea también la memoria de don Pelayo y de la Corona Asturiana de vocación neogoticista que nos alumbró y nos puso en la existencia a todos nosotros, para bien o para mal.
A mi izquierda, las casas del Tratado de Tordesillas, donde España y Portugal se repartieron el mundo en 1494, como la cosa más natural, sin consideraciones para con franceses, alemanes, ingleses, italianos, conatos de naciones podridas de envidia porque ninguno de estos pueblos nació con el mismo talento y vigor que nosotros para mandar y gobernar el mundo -nosotros lo hicimos sin INTERNET, sin aviones supersónicos, sin bomba atómica, con sólo caballos, galeones, y pluma y tintero para escribir-. La ironía de todo esto es esa figura patética que ha creado su nicho biológico en La Moncloa, en el corazón mismo del Imperio fenecido, al que siglos enteros contemplan desde el más allá con vergüenza ajena y con horror. ¡Ay, España, quién te ha visto y quién te ve!

1 comentario:

pomal i gros dijo...

Efectivamente, Asturias es España, todo lo demas: tierra conquistada. Salu2.