lunes, agosto 22, 2011

Las Américas, principio de extraterritorialidad. Memorándum vacacional


Algunas obras del arquitecto del Mamotreto Dominique Perrault por si a alguno le interesa, la segunda es la Biblioteca Nacional de Francia
 Lo nuestro y genuino, la obra del Pueblo actual, Taco y miles de Tacos
A las 20 horas del sábado terminaba de nadar 1.400 metros, y el domingo  a las 11 de caminar 13 kilómetros. Se ha acabado el paraíso americano de Las Américas, la buena vida en sentido clásico griego, las charlas con camareros de todas las nacionalidades, en un universo  (el de la hostelería concretamente) de empuje, de energía y vitalidad, de trabajo duro y vida por labrarse, de cambios de horizonte…Una magnífica juventud que infunde optimismo, voluntad y empeño. La selección de los más echados pa lante, como los subsaharianos que vienen en pateras, y de todas las nacionalidades
En las Américas todo bulle, se trabaja,  se convive entre distintos, se palpa las líneas de fuerza  de la modernidad, se está en el mundo, no en una provincia que sestea, vuelta sobre sí misma, fuera del mundo.

El Cabildo e iniciativas a favor del progreso
Hace años se decía y yo, un necio, me burlaba de ello, que Tenerife tenía que  atraer al turismo de calidad. Qué burguesía lo acometería ¿la criolla y ganadera? Ninguna. Estaba más que equivocado. He de reconocer que lo han conseguido, hemos caminado extensiones inhumanas y por doquier se alzan hoteles de 5 estrellas de lujo, una cosa desorbitada, un logro, en una de las zonas turísticas supongo que mejores para el turismo de masas del mundo por su calidad.
El Cabildo de Tenerife e instituciones tenían razón: Conozco la Costa del Sol y Las Américas la sobrepasa con creces, en todos los órdenes salvo en  gastronomía y no tiene visitantes incómodos como allí.
Hablando con nuestros amigos los camareros les  decíamos que Santa Cruz duerme, languidece, se hace provincia lejana, provincia casino,  eterna capital de región militar. En las Américas se está en el mundo, se sienten los  vectores reales de progreso que  allí quedan descritos, un orbe de convivencia, multiétnico, mestizo que busca prosperar… dos mundos, dos significados, un vector puntiagudo  y una flecha quebrada o más bien amorfa.

El ecologismo  planimétrico de paso asfáltico
Siempre he escuchado con mirada de colegial cuando los espíritus más sensibles y persuasivos hacían jactancia de pintoresquismo, paisajismo, autenticidad, naturalidad, genuinidad, verdor astur cantábrico y cánones de calendario. Sí, vulgares y primarios cánones de calendario: montes nevados con pinos. Ajá.  
Las grandes bandadas de  ecologistas y estacionales tropas auxiliares e siempre me han parecido igual de auténticos y puros que el paisaje más auténtico y más puro. Pulmones sin mácula de alquitrán. Russonianos acampados en la inocencia de la infancia,  a quienes  toda inmovilidad les parece poca. Regresivos hasta la placenta, esa su más que evidente pulsión de muerte.
A la Playa de las  Américas no se le opone la burguesía criolla y ganadera ni el casino ni el Club portuario, se le opone los progresistas ecologistas populares. La megafonía  quemalibros.


Desconozco el origen del odio de los canarios sobre el propio territorio y patrimonio arquitectónico.
Si las Américas es una ciudad jardín pulcra, urbanísticamente aseada, habitable, marítima, blanca, de alta  calidad armónica, viva, acogedora y abierta, el norte de la isla es la manifestación del odio más punible  de los canarios a su territorio y al excepcional patrimonio arquitectónico tradicional de extraordinaria riqueza que poseen, dudo yo que suficientemente apreciada. Estuve, y no pienso volver, por todo el norte de la isla en noviembre pasado, durante todo el trayecto fui interpelado agresivamente por una auto construcción que logra la  degradación más  brutal de todo el paisaje, un sarpullido informe de costra, ulceroso,  antisocial, negador de la comunidad o mínimos valores colectivos, centrado en el egoísmo antisocial que niega al vecino como carece de cualquier representación de valores comunitarios o de una comprensión activa en el respeto al entorno. La subcultura de los bloques descubiertos y el desaliño,  la superposición caótica y paupérrima de alturas, los voladizos tontos, los cubos grotescos a modo de excrecencias orgánicas, la carpinteria metálica invasiva, los salones venezolanos (los inventores del estilo), adoptados como cánones de un nuevo estilo ascendente cochambre que maldice el paisaje y escupe con saña a la tierra.

El programa más deprimente de La Puerta
Fue aquel en que se apologetizó sobre la autoconstrucción, todo el mundo sentía  la necesidad de no separase ni un milímetro del nuevo dios el Pueblo, el único juez de todas las verdades, no hay una autoridad que pueda ya  expresarse en libros con razones y argumentos, el Pueblo la ha desalojado.  Mi generación en mi tierra apoyábamos nuestros  argumentos en autores y teorías irrefutables  y no concedíamos la mínima autoridad al pueblo ni a lo popular –ni la izquierda españolista ni la abertzale-: ya que estaban alienados completamente. no conocíamos usu peligros dantescos. Era otra época y otra cultura y aprecio a ella, que yo creía generacional, desde varias atrás y universal.
Como el pueblo ni entiende de estética ni de arte, la estética  y el arte desaparecieron, como tampoco entiende de arquitectura también la arquitectura desapareció. En el programa se vio que carecía de todo  sentido referirse a esas cuestiones. Más significativo imposible. El programa se hubo de contraer a la razón del pueblo: inolvidable. Como con el pueblo es realmente difícil (tirando a muy imposible) la conexión con la modernidad y el progreso se volvió a verdades socio antropológicas caseras, como se pudo ir  a la argumentación del nivel de  autoestima que implica hacerte una casa con los propias manos y el descanso que depara su terminación, pasando por alto la falta de civismo,  conciencia social, mínima sensibilidad.
Así las cosas uno descubre tarde que menos mal  que está el Cabildo de Tenerife, para dignificar y progresar en la vida de la comunidad.

Las fuerzas enemigas del progreso y la modernidad
Yo que leí a Gramsci sé distinguir al intelectual orgánico de organizaciones de masas desposeídas de ese estatus. Las asociaciones vecinales no fueron ni serían nunca los intelectuales orgánicos, reservados a partidos políticos ideales como conciencia reflexiva y crítica.
Sus opiniones jamás rebasan la pancarta, y la argumentación es imposible. Barrios y ecologistas constituyen  dos fantásticos  arietes enfrentado radicalmente al progreso y la modernidad. Como dijo un poeta y urbanista referido a las asociaciones vecinales, nadie más reaccionario que esa reacción  a toda innovación para preservar  los  órdenes más  caducos y cochambrosos, con una resistencia enfermiza por  melancólica, a cualquier atisbo de modernidad y progreso, que  carece de  parangones hasta donde conozco. Por cuanto se hace jactancia de un conservadurismo atávico, chusco, grasiento, maloliente y difícil de entender, la modernidad al ser  el gran factor de riesgo y ruptura mental pone enfermo al mundo más conservador y reaccionario conocido, de  retrógrado y regresivo que es.

El mamotreto el gran símbolo-
Es encomiable que haya gente que se dedique desde las instituciones y empresas a perseguir el progreso material y la modernidad cultural, y es aún más encomiable teniendo en cuenta los bastiones que se oponen de forma radical y temerosa a su sola enunciación.  El mérito de Coalición Canaria es muchísimo mayor que el que pensaba, por haber hecho frente a la vigorosa reacción (profundamente  reaccionaria) a todo lo  que implique mínimas innovaciones , no digamos de mentalidad.
Me interesa mucho más el edificio, el Mamotreto del que han hecho vudú, que pudo hacer el arquitecto Dominique Perrault, que todo lo que digan los agitadores de barrio, los bonzos metidos a urbanistas  y medioambientalistas de las cotas más exigentes de la simplicidad maniquea como absoluto. Sí, ni se puede comparar. Conozco alguna obra de Perrault, y son grandiosas, son iniciativas que tienen que ver con la contemporaneidad cultural, con pasos de tuerca de la arquitectura, con nuevas cosmovisiones, incluso con el orden más soterrado de las preocupaciones que asolan al hombre moderno. Es una pena que no se termine el mamotreto (ay, el Pueblo como se busca malignos), si al menos y a cambio  el Pueblo nos hubiera  enseñado todo su sentido  estético, toda su sensibilidad artística,  su moral, toda su inteligencia...

¿Falta alguna generación?
Debo mucho a mi generación, por lo que se ve la del País vasco. Gracias al marxismo interiorizamos para siempre lo que era el progreso: desarrollo material del bienestar, y también aprendimos las ideas de la modernidad nacidas con la ilustración. Constituyen la epistemología de nuestro pensamiento. Las ideas tenían prestigio y la vanguardias, no los niveles más cazurros y reaccionarios.
Llegué a conocer a Westerdhal y Perez Minik (Gaceta de arte), y a coleccionistas y a personas comprometidas con las vanguardias y la modernidad aquí. Para mí que había una conjunción sobre todo de poetas, que aún se mantiene en candelero con otros medios y estetas, desinteresados por las ideas y el pensamiento. Luego algo  faltaba: o una generación comprometida con las ideas y la crítica radical o una clase social capaz de dirigir los procesos de modernidad, tuviera o no tuviera intelectuales para dar forma a esa mentalidad y establecer los cauces políticos para ello.
Los estetas y poetas no se movieron de su lugar preocupados básicamente en su sensibilidad, pero un grupo de ingenieros industriales, que por el pragmatismo propio de la gente de ciencias creía  en el progreso hicieron el milagro, los que se les  unieron después  valoraban la cultura y entraron los museos, los arquitectos y los grandes proyectos: Gracias Coalición Canaria.




   

1 comentario:

Gregory Apple dijo...

Me gusta tu visión de Las Américas. Ya era hora que alguien descubriese el cosmopolitismo que allí se respira, la falta de prejuicios y raíces tradicionalistas, los apellidos compuestos y demás condicionantes que hacen que Santa Cruz sea lo que es a día de hoy: un muerto.