Keynes fue la anteúltima palabra mágica –el progresismo no solo se nutre de pulsiones míticas y religiosas sino que ya se ha remontado a la fase animista- con la que el progresismo creyó conjurar el futuro y la realidad.
Keynes ha dejado de ser el nombre, el significante, la palabra, –a cuyo servicio debía estar la política según el estadista adolescente, una cuestión de charlatanes- de confianza animista, que como vieja receta de la abuela iba a restablecer la sociedad pujante de la mitad del siglo pasado, dado su absoluto parangón y extrema identidad con la actual que está siendo absorbida por el futuro de manera veloz.
¿Qué le ha pasado a Keynes? defenestrado en tiempo record.
La izquierda hace mucho que se quedó sin la izquierda crítica e intelectual que durante demasiado tiempo la conformó, por tanto es más que obvio que no conozca el análisis marxista tampoco. Esta ignorancia cerrada y circular les impide reconocer en los Mercados (en los entes, palabras, significantes moralmente recusables, para variar, sin el más mínimo análisis de su naturaleza, composición o funciones), a los factores productivos o a los nuevos medios de producción, que son los que desarrollan el progreso material, y tampoco ven que esas fuerzas productivas están conformando las nuevas relaciones de producción y determinado las superestructuras políticas: las instituciones y sus prácticas. Ahora de la manera más directa de todas. Lo que dice mucho de Marx y de la ignorancia y desnaturalización del progresismo posmoderno, sin raíces, banal, de pasarela.
Ahora mismo se da a plenitud el núcleo central del materialismo histórico, es una lección absolutamente diáfana. Y como siempre, el viejo Karl Marx tuvo las mejores certidumbres en sus análisis, que no en las prescripciones.
Los viejos marxistas aún podemos seguir haciendo algunos análisis y humor de las pancartas, pancartistas, megáfonos y soflamas dichas desde el sectarismo, “el malestar en la cultura” y la indigencia analítica y teórica. Debemos volver a leer no solo entretenimiento.
Lo que está ocurriendo es una lección de marxismo para tontos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario