Nunca leo nada del Vaticano (no me interesa nada) pero en las digitales (ABC) he leído a cuenta de la visita del intelectual Ratzinger el Papa, interesantes propuestas morales, interesantes asuntos de debate y argumentación, dilemas éticos susceptibles de ser debatidos, y estar en desacuerdo. Debatidos con laicistas ilustrados, racionales y civilizados, por ejemplo los de otros países no quemaiglesias ni solares de asesinos de novicias. El más rancio anticlericalismo del mundo, de botijo, alpargata y soflama. La prensa de la civilizada izquierda española no ha recogido ni media de los mensajes y enunciados expresados por el Papa. Corresponde a su relación con la cultura, la ética y la razón (abandonados radicalmente y ya sin disimulo) de esa izquierda pulsional que se pertrecha en posiciones estéticas y moralistas cuyo resultado intelectual más espectacular resulta ser su circense superioridad moral: sus grandes poses de falsos curitas, catedráticos en prensa socialdemócrata y consignas esparcidas, que se sueña ciudadanía de primera.
Cualquiera que conozca a un trabajador social le puede preguntar por quién ejerce la solidaridad real en este país, que en ningún caso será, ni en acto ni en potencia, el 15-M. Los que dan de comer, de dormir y ayudan es Cáritas y su carismático prestigio de solidaridad y eficacia, y las parroquias. Es la solidaridad de base, la real y directa, además de eficaz.
A ver si va a ser por ello por lo que cunde entre la juventud, a ver si va a ser por algo. Una comprensión y un debate este imposible con el progresismo hispano.
De otro lado están los que han hecho de la moral ciudadana, la solidaridad y los valores un mero asunto administrativo a cargo del Estado. Un mero expediente de la solidaridad por vía fiscal. Entre tanto ellos pueden proseguir con su arribismo, cargos públicos, chiringuitos de partido, sus buenas posiciones y coches de gran cilindrada, que la solidaridad ya está hecha en la nómina. Este progresismo español gusta de ornamentarse del desdén de su tradición de exclusión e ignorancia de todo lo que no caiga en su trinchera, por eso es realmente imposible que ante un fenómeno de masas del calibre de las jornada de la juventud, les quede un poco de inteligencia para tratar de entenderlo. Llevan en el inconsciente colectivo de su tradición chapotear en las charcas del anticlericalismo, la visceralidad y el eterno sectarismo. eso cuando están tranquilos
1 comentario:
tal vez resúltele de interés algo de esto...
http://deugarte.com/espana-en-la-distancia#comment-6453
saludos.
E.C.
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