Tengo que desviarme una milésima para celebrar el Nobel de la Paz de Corina Machado, siempre con la libertad y la democracia
Elfride Jelinek me convenció de que había que estar atento a los Nobel y nada a los Planeta, si exceptuamos a Jorge Semprún con la Autobiografía de Federico Sánchez, y punto, nada más. Con Jelinek llegaron o estaban Herta Müller, Imre Kertesz, JM Coetzee, Modiano (que no le sabía Nobel hasta consulta de hoy) y peldaño más abajo Le Clezio, e ideológicamente estomagante Annie Ernaux monjil.Siempre que paso por Torremolinos, todos los veranos, me acuerdo de que Thomas Bernhard murió en un hotel, no un lugar de mucho refinamiento cultural, bohemio o literario, salvo que fuera gay. Algún amigo de época le anteponían a Handke, gustándome mucho, siempre Handke, que aquí va....¡Handke!
Escribí un artículo, ahora perdido, que asociaba a varios escritores/as con rasgos biográficos muy homogéneos, Jelinek, Bernhad, Handke y alguno más olvidado: austriacos, genealogía emborronada, inquietudes artísticas no literarias, origen rural...Esta es Ingeborg Bachman, alemana escapada a Italia, pareja de Max Fritsch y Handke. Me gustó tanto un libro suyo que no lo podía terminar, por miedo a deglutirlo y hacerlo desparecer sin ya poder recuperarlo. Algunos no los puedo terminar como Perec, pero en otros acumulaba sus títulos con ansiedad.
En el panteón de mis héroes y fulge la llama eterna -aparte los mentados- de los más esquinados, como la vida de experiencia y visiones en claroscuros reservada a unos pocos, que nos hacen sentir la fiesta mas íntima de almas ajenas a toda norma: Kurt Tucholsky, Robert Walser y alguno que me dejo.
Viendo la lista de nobeles me he encontrado tres, que he de citar, un noruego de extrema derecha pero óptimo Knut Hamsun, a un islandés Halldor Laxness y un checo, Jaroslav Seifert. Y porque sí o de rondón meto a Bulgakov.


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