Los reyes con una vocación inigualable de servicio, les pude ver viajar siete veces por la riada de la dana tras aguantar (por otros) la indignación y el barro de sus damnificados, o a Fuerteventura. Los Premios y la Fundación Princesa de Asturias coronan la labor ingente y conducta ejemplar de la familia real, en una sociedad sometida al derrumbe de valores, moral, explicaciones y deberes. Se podría decir que funden el borbón Carlos III y Maximiliano y la Casa de Austria, incluso la Reina Isabel la católica, todos actualizados. Porque había años que comprobaba que autores que estaba leyendo o había leído eran consagrados con el premio; que nadie rehusaba y todos aceptaban. Era la España utópica. De las artes, letras, ciencia, deporte, actividades sociales y altruistas. La España moral y del deber ser. Donde una república, lo supe hace años, podría ser más siniestra y sectaria era en España. El propio Azaña sentenció que solo podría ser de izquierda, y solo para sí, pudiendo ser postulado a presidente, escribí hace años, el estadista Zapatero. En comparación al ejercicio del poder por el sanchismo, la monarquía es la utopía, si no fuera cierta y presente, aunque residual y relegada, por cuanto el gobierno del doctor Sánchez, a falta de mejores calificativos, crea y acerca la distopía. Cada día más inquietante y tenebrosa. El desplome generalizado en el delito en red, el poder corroyendo el conjunto de instituciones con una fiscalía hecha privada conspirando contra el estado y la democracia, y una familia que ha tomado el poder como finca.
Opinión | A pie de página
José María Lizundia28 OCT 2025 7:00
No hay comentarios:
Publicar un comentario