El proyecto frustrado de Chillida para la montaña de Tindaya de Fuerteventura, consistia en el vaciado en su interior, de un cubo de 50 x 50 x 50m de la montaña sagrada (sagrada según algún departamento de la universidad, y de nadie más), que Chillida reconoció, para resacralizarla por la experiencia capaz de inducir en el individuo/vistante enfrentado desde ese cubo a tres embocaduras o túneles: al sol, la luna (mundo Subterráneo) y la abertura al horizonte: a la solidaridad humana. Se fue al traste por obra del extremo conservadurismo/conservacionismo local, que pretendió que la montaña volviera a ser nada, anodina, vulgar accidente geográfico. Al punto, que hasta el departamento de la Universidad, sin estar sobrepasado de trabajo y frenesí diario, también olvidó.
Pocas obras y proyectos podrían concitar tan frontalmente su interconexión con la antropologia, la simbólica, representaciones colectivas, el aura de lo sagrado, arquetipos, cosmogonia, estética y metafisica, poesía y estructuras analógicas, mythos y logos, primitivismo y memoria, impronta/inmanencia de la materia y desocupación del espacio, todo Heidehgger: espacio/lugar (cuando es/deja de ser; inauguración de mundo/producción de la tierra
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