Lo que fuera, pero que no fuera orfandad, sin sentido, metafísca (impulso) materialista (dogma). Cada década se me iban cayendo las diferentes costras y caparazones, tenía muchas y más que adheridas, encarnizadas, encastradas. El caso es que iba descubriendo teorías, autores, personas, a la vez que iba desechando tanta ganga, mediocridad, cobardía, prejuicios, estupidez.
Todo ello en una matriz y marco de unanimidad, ideología generacional, creencias del lugar y ámbito compartidas como sagradas y petrificadas, mismos chistes, ironía, receta crítica, sentimientos encofrados, opinión común.
La gran ventaja de los progres es que ya sabes sus respuestas ante cualquier cuestión que les pudieras plantear. Son muy unísonos, muy de recitados y rezos, o sea, pancartas y consignas. Puro "pensamiento personal" (en cascada). No hay que eludirlos, sino buscarlos, como Diógenes el de la linterna, con el mismo escepticismo. Más mejor: el síndrome de Diógenes, más variedad y sorpresas.
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